En la vida hay decisiones que deben ser consideradas en un determinado momento, más aún, cuando se trata de un político que goza de itinerancia como pocos en Sinaloa. Siempre lo he dicho, un gobernante que culpa a otros está destruido por su propio pensamiento negativo, y ese, no ha sido el caso del alcalde Ahomense, Gerardo Octavio Vargas Landeros.
Vargas Landeros es considerado el mejor alcalde de los 18 municipios de nuestro estado sinaloense, el más respetado por las autoridades ejecutivas y legislativas, un político maduro y con altas credenciales políticas.
Administrar a un político cargado de experiencia, no perdiendo demasiadas cosas en el camino y que acostumbra no hablar con medias verdades ni mucho menos inseguro, habla bien del alcalde de la tierra cañera.
Gerardo Vargas, se le considera un político conciliador y maduro, no por eso es respetado por las autoridades antes mencionadas, ya que ha impulsado el espíritu emprendedor e innovador de la ciudadanía, le apuesta al desarrollo de las mujeres y los jóvenes, tiene un compromiso férreo con la transparencia.
Gerardo Vargas, conformó un gabinete independiente, con una mezcla de personas que tenían experiencia en el sector privado, con algunas, con experiencia en el sector público, con otras que hubieran tenido algún tipo de participación en lo social, en la campaña, en gran parte, todas formadas y preparadas.
En el equipo de Gerardo Vargas Landeros existen varias condiciones que las considero importantes: reputación, conocimiento, sensibilidad social y comparten ideas de cómo hacer y entender la política.
Por tal motivo, Gerardo Vargas Landeros es un político que mezcla el sentido estratégico, alguien con principios, pero al mismo tiempo agudo, que se anticipa a los acontecimientos y se adapta rápidamente a las situaciones cambiantes de la política.
Para Gerardo Octavio Vargas Landeros, la Ciudad prohibida de Beijing, al igual que Troya o Cartagena tuvo solamente un problema: la tentación de ser demasiado perfecta para ser verdad. Estos palaciegos relativamente pequeños de entre miles de hectáreas, albergaron durante siglos los tesoros políticos y económicos más valiosos de imperios que buscaban no mucho más que vivir en paz y en busca de la congruencia y de la nueva forma de realizar política.
Sin embargo, en un mundo de intereses, sobre todo uno como el actual, no se puede prescindir de la notoriedad que da una ciudad u Estado en pleno apogeo político, la forma de interponer el interés público, los valores, las convicciones al poder y al oropel del cargo.
GOTITAS DE AGUA:
Gerardo Vargas es un político que se deja asesorar, escucha, pues estar informado permite equilibrar cualquier diferencia dentro de la comuna o sector que represente, saber cómo y cuándo decir las cosas. Se trata de no engañar, pero también de no ser engañado.
A Gerardo Vargas Landeros le auguramos futuro dentro de Morena, es buen alcalde, cuenta con excelentes relaciones en el centro del país, también goza de una buena relación de respeto con el gobernador sinaloense y personajes del orden legislativo en las dos cámaras.
El capital político del alcalde Mochitense no ha sido difícil de lograr, pero es muy fácil dilapidarlo con malas políticas, pues más que las ideologías o las razones que han llevado a Gerardo Vargas Landeros, es vital dejar un legado. No cabe duda de que será su gran “baza electoral” de cara a los comicios de 2024. Pero, ¿y el resto de los pretensos? ¿Cuáles serán sus credenciales? Solo el tiempo y las circunstancias lo dirán.
Más allá que Gerardo logre mantener la buena estrella o no, una cosa es cierta: nadie podrá quitarle el mérito de ser un personaje político que ha logrado definir por sí mismo una época en nuestra entidad, misma que aún forcejea entre “el amor y el odio”. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…
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