Sobre el Camino

Los partidos políticos le están propinando una verdadera paliza a la ética

Permítanme comentarles que los partidos políticos tienen una guía por el poder que jamás ocultan, se muestran mermados ideológicamente y entre todos le han propinado una verdadera paliza a la ética.

Evidentemente la política es un asunto terrenal, de hombres y mujeres y no dioses, sólo que los desfiguros se multiplican para que tengamos élites onerosas, opacas como decadentes. En la actualidad nuestros partidos políticos navegan en la nada del pensamiento político, un día son aliados de ocasión al filo del más incomprensible pragmatismo, después se cuestionan y parece que su única misión es ganar poder al más alto típico estilo maquiavélico como sea “haiga sido como haiga sido”, diría un clásico. En estos tiempos, los cuadros de los diferentes partidos políticos exhiben sin pudor alguno su grado superlativo de ignorancia, los debates se anulan, las ideas palidecen ante la lluvia de exabruptos lanzados por doquier como sistema. La política como tal es ciencia, arte, teóricamente, es algo muy distinto a lo que ocurre en la práctica, en donde prevalece la condición humana que tiene mucho de miserable.

No hay referentes intelectuales importantes, la formación de cuadros se posterga y por ello vemos las mismas caras, idénticos estilos, así hasta el hastío. Sinaloa es prueba fehaciente de ello.

Las ideologías están al borde de la extinción porque muchas las suplantan a través de su catarsis, por pragmatismo rampante.

Cuando uno lee el libro La conquista de México, de Hugh Thomas, se puede dar cuenta y entender varias cosas. No sé si dentro de las premoniciones de los dioses o en los anuncios divinos hechos al imperio mexica y a los aztecas se preveía la venida de un Dios rubio y con ojos azules que le cambiaría la vida. Pero lo que sí sé es que la estructura del gobierno al que decía servir a Hernán Cortés tenía muchas similitudes con la del oro composición de la estructura de poder del imperio mexica. Era evidente que, tarde o temprano, por encima de los dioses, del oro, de las plumas, de los miedos, de los conquistados, y los conquistadores, se tenía que producir una identificación que estuviera por encima de los hechos.

El Imperio español fue un imperio brutal basado muchas veces en los dublés de sus protagonistas.

Los psiquiatras y los psicólogos nunca se han puesto de acuerdo sobre cuánta perdura la semilla del odio en el corazón de los hombres. Es más, William Shakespeare escribió un célebre discurso llamado El funeral de Julio César. Un discurso que describía la pauta del comportamiento de los hombres del poder y que quedaría en la memoria colectiva y en el subconsciente de los pueblos.

En dicho discurso, el dramaturgo inglés expuso entre otras líneas, las que supuestamente habrían sido las palabras de Marco Antonio durante el funeral de Julio César. Para efectos del presente artículo, hay una frase que me gustaría destacar y que es: “El mal que hacen los hombres, les sobrevive. Mientras que el bien que hacen queda frecuentemente sepultado con sus huesos”. ¿Será ese el alimento del odio de los pueblos? ¿Todas las brutalidades cometidas, se transmitirán de generación en generación? A estas alturas ha llegado el momento de derrumbar el análisis de la lógica. No hay partidos. La mayor tragedia y el único análisis político no es el de la lógica.

GOTITAS DE AGUA:

 

Se dice que la política es el arte de lo posible. Esta premisa surgió en una plática, analizando la situación actual. Lo cierto es que esta afirmación ha perdido solidez, como lo afirma Sloterdijk en su texto En el mismo barco. Distinguir con certeza entre lo políticamente posible y lo imposible es la característica del tiempo que vivimos en este país, que es nuestro barco. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos el Lunes”…

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/sobre-el-camino/.

 

Benjamín Bojórquez Olea

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