Llevábamos la misma ruta, lo dejé que se adelantara lo suficiente y de esa manera evité el saludo.
Siendo presidente el Abogado, estuvimos varías veces en el mismo lugar y no se tomó la molestia de agitar la mano para hacernos sentir que gobernaba para nosotros.
Sin embargo, esta vez sentí un nudo en el estomago por no ser amable con el hoy perseguido desde todas partes.
De la soberbia, al desastre, es lo que pasa por mi mente cuando recuerdo a Estrada Ferreiro y no quisiera que nadie de mi cercanía pasara por este trago amargo.
La cabeza de el Debate me llenó de asombro.
“PIEDAD IMPLORA ESTRADA FERREIRO AL GOBERNADOR RUBEN ROCHA MOYA”.
Altamente impactante este cabeceo y eso me llegó a la mente en este casual encuentro que relato.
Nunca dejaré de decirlo:
Jesús Estrada Ferreiro pecó de soberbio y quiso enfrentarse al Gobernador y a los miembros del Congreso Local.
No había razón que justificara su actitud.
Lo hizo y paga las consecuencias.
La soberbia es pecado capital según la Iglesia Católica, Apostólica y Romana y no deseo encontrarme jamás encasillado en ese apartado.
Tampoco soy humilde.
Me mantengo en el rango de la dignidad personal, sin hacer daño con mi conducta a los seres que trato y a los otros tampoco.
No siempre se logra el objetivo, pero no debe dejar de intentarse.
Lo comenté a mis amigos y su respuesta fue contundente:
“Es su bronca y la ganó a pulso”.
El primer desafío de Estrada Ferreiro fue con los medios de prensa y los retó de frente y sin guardarles consideración.
Le importó madre lo que de el dijeran y la cosecha que cayó sobre sus espaldas lo mantiene con el lomo cubierto de llagas.
Nadie de los reporteros siente lastima por Estrada Ferreiro.
Agravió a todos y se sintió muy por encima de estos trabajadores de los medios de información.
Nunca se lo perdonaron. Las redacciones son los vengadores de los reporteros ninguneados en todo momento por el destituido presidente municipal
de Culiacán.
El principio Kantiano reza más o menos de la forma siguiente:
“Obra de manera tal, que el móvil de tu acción sea elevado a la categoría de máxima de universal observancia”.
Las actitudes de Estrada Ferreiro eran contrarias a las enseñanzas de Emanuel Kant, y al parecer, esa posición lo tiene hundido en un terreno pantanoso que lo traga sin remedio a cada momento que pasa.
Sentí pena ajena al encontrarlo.
Hasta mañana.
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