Dije güevón, en ninguna parte dije que “güevudo”, no es posible calificar a un individuo que tiene el garrote en la mano y el poder de las armas del Ejercito y la Marina.
A mano limpia, no nos dura ni la víspera.
Cualquiera lo tumba de un jodazo.
Respaldado por el poder de las armas, parece intocable.
Tiene inmensas cantidades dinero a su disposición como ningún presidente de México había logrado. Lo distribuye de la manera en que le da la gana y no rinde cuentas a nadie.
Qué vida la que se da el tabasqueño.
Bendita cuarta transformación que convirtió a un mendigo en un moderno rey midas que lo que toca lo vuelve caca.
Es el Rey del Cash, tal y como lo dice la periodista Elena Chávez.
Asombrosamente manipulador según la autora del libro y convence a cualquiera para que cargue con sus culpas.
Es bueno para lograr fondos y por supuesto que el manejo de ellos corresponde solamente a él y únicamente el.
Debemos valorar muy seriamente este tipo de individuos y debe haber muy pocos que conjunten las cualidades del peje.
Características de sus servidores.
Sumisión absoluta a su líder.
Abstracción de su personalidad para asumir la de Andrés Manuel.
Capaces de sacrificarse en aras de servir a su Dios.
Eficaces recaudadores para engrosar las arcas del movimiento creación del Presidente de México.
Purgar condenas para cubrir el manto de honestidad de Andrés Manuel.
Renunciar a pensar por si y solo cumplir con los pensamientos y disposiciones del Dios llamado Andrés Manuel López Obrador.
Así funciona este patriarcado.
Nuestro presidente convirtió hace años una estruendosa derrota en sacrificio en aras de la seguridad de los habitantes de Culiacán.
Ayer cumplió años el Culiacanazo.
17 de octubre del 2019.
Los culichis jamás sentimos miedo.
Miedo tuvieron los miembros del ejército que vieron con inmenso terror que sus familias estaban secuestradas por las fuerzas de la delincuencia organizada y con la amenaza de acabar con sus familias si no soltaban al hijo del Chapo.
La realidad es que el ejército sintió el miedo mortal y se bajaron los pantalones y fueron penetrados en cuerpo y alma por las fuerzas fácticas.
El Culiacanazo puso a cada quién en su lugar.
Los hijos del Chapo Guzmán contaron con el apoyo de todas las organizaciones que existen en Sinaloa, mismos que invadieron y coparon nuestra ciudad y pusieron a parir cuates al gobierno de México.
En Sinaloa les pelan los dientes a los jefes de las mafias.
López Obrador se zurró en los pantalones y ocultó su miedo asumiendo una falsa postura de sacrificio en pos de la seguridad de nosotros.
Les hicieron los mandados a los hijos del Chapo Guzmán.
Andrés Manuel entregó las posaderas y esa fue la verdad total que conocemos los sinaloenses.
Aquí la presidencia no cuenta y punto.
Hasta mañana.
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