Carlos Chávez y su tremendo staff de la mesa de análisis de contrapunto, nos giraron invitación a Pablo Moreno y un servidor para compartir los sagrados alimentos y pasarlos sin hacer gestos con exquisitas bebidas.
No hablo de agua de cebada o tamarindo.
Se destaparon botellas de alta calidad en vinos de mesa y no faltaron los wiskies y tequilas de renombre.
Un grupo muy limitado asistimos puntualmente a la casa de Carlos y nos recibió en su lugar reservado para gentes de alta estimación.
El templo es el sitio sagrado. Ahí estuvimos por varias horas que parecieron muy corto tiempo gozando de la plática que nos dio gana tratar.
Sin bozales o cortapisas.
Por supuesto que se habló de los ausentes.
El veneno de la cobra real, o de la mamba negra, se convierte en nada ante las mordeduras de los que acompañamos a Carlos.
Nuestro anfitrión abrió el fuego con las siguientes palabras:
“Mi edad me permite, expresarme a como me venga en gana sin que nadie pueda impedirlo o tratar de evitarlo.”
Ninguno de los presentes representaba a las ligas infantiles del Estado de Sinaloa y de ahí los sabrosos diálogos.
De política y políticos, es tema preferido.
De presidente de la República para abajo, todo se vale y se comenta.
Si las habladas fueran rayos de tormenta, muchos de ellos estarían fulminados desde el viernes pasado.
La conformación del selecto grupo:
Pablo Moreno Cota como invitado especial.
Ignacio “Nacho” Bórquez Sainz.
Luís Antonio “Tony” Quiñonez.
Sergio Ernesto Gómez.
Noé Molina.
Santiago Román Lizárraga.
José María “Tetey” Montiel.
Adriana Valenzuela García.
Marco Antonio Llanes.
Fausto Cota Llanes.
Nuestro querido anfitrión Carlos Chávez y el callado
Jesús Humberto Cossío.
Llegó lo bueno en el ramo de combustibles. Fue Adriana la que nos recibió con exquisito ceviche y un paté de camarón que fue la delicia de todos los que metimos mano a los platones.
Ella lo preparó y fue muy felicitada.
No faltó la camaroniza, sabemos que, aunque nos produzcan ronchas, jamás dejaremos de engullirnos.
El platillo estrella lo preparó Edgar Quiroz y consistió en un cochito al Grill acompañado de salsas que causaron sensación entre la tropa.
Se voló la barda Carlos con este banquete.
No hay otra manera de describir la exquisitez del animalito.
Mi reconocimiento a Edgar.
Como dijera el fallecido tenor continental Pedro Vargas:
Muy agradecido, muy agradecido, muy agradecido.
Bendito sea el templo de los Chávez.
Hasta mañana.
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