La deprimente noticia de una prepotente oficial del registro civil en el gobierno estatal, y la pregunta de si la correrá el gobernador Rubén Rocha Moya.
“Ladyplacas” es el mote que de inmediato le pusieron a doña Patricia García Granados, quien por usar el celular mientras manejaba su carro impactó la motocicleta de un compañero periodista de Mazatlán.
Ningún problema hubiera existido si la señora hubiera cumplido con su obligación de hacerse cargo de los daños que provocó, pero pecó de arrogante y de soberbia.
Tras el incidente, la todavía oficial del registro civil se bajó de su camioneta sin dejar de hablar por teléfono, y en alarde de prepotencia le dijo al afectado que de ninguna manera pagaría.
Con una mofa muy clara le recomendó que, tras verlo tomar imagen a las placas, investigara y la buscara.
Y se fue, como si nada.
Es importante señalar que el conductor de la moto portaba vestimenta que identifica claramente los medios de comunicación para los que trabaja.
Si se actúa así contra un periodista que tiene un espacio y un medio que lo puede defender, imagine usted si se tratara de un ciudadano “común”.
Luego del escándalo mediático por las protestas públicas, llegó la disculpa personal de la funcionaria, y el ofrecimiento de cubrir los daños causados.
Pasó de la prepotencia al comedimiento, por el temor a ser cesada como funcionaria por el gobernador que prometió que correría a todos los servidores públicos prepotentes.
En qué terminará este bochornoso acto, es decisión única de Rubén Rocha Moya.
Como señala el pronunciamiento de la Asociación de Periodistas de Sinaloa, ni el gobernador ni la sociedad debemos tolerar actitudes así.
Los perdones cómplices sólo sirven para que estos abusos de poder se repitan de nuevo.
LOS FALSOS DESMENTIDOS DE YESENIA
El diccionario de la Real Academia Española define como bandido al malhechor, delincuente, persona sin escrúpulos que engaña o estafa.
Admítase o no, es una descripción que se apega a la perfección a lo que ha sido y es Yesenia Rojo Carrizoza.
Ninguna difamación hay entonces en llamarla bandida, porque lo es.
Sus “aclaraciones” y “desmentidos” sirven absolutamente para nada porque son más mentiras o verdades a medias.
Ahí están las muchas denuncias formales y públicas que la señalan como defraudadora y ladrona.
Además de ser responsable de amenazas de muerte y de ofrecer más de 50 mil pesos por pegarle “un susto” a una de sus acreedoras.
Como se ha señalado, Yesenia Roja pidió dinero “prestado” a varias personas y al paso de los años se ha negado una y otra vez a pagar.
Eso se llama robar, y es lo que hace una bandida.
Así entonces, en lugar de tirarse al suelo y llorar que se le difama o persigue por ser “luchadora social”, Yesenia simplemente debe devolver los cientos de miles de pesos que debe y se niega a pagar.
Que regrese el carro en el que anduvo durante más de tres años, sin placas ni documentos porque no es de su propiedad.
Un vehículo que nos informaron fue entregado como parte del adeudo a un particular, con el verdadero dueño doblemente estafado.
Doña mentiras debe también dejar de lucrar sacándoles muchos miles de pesos a policías jubilados y viudas con amparos que terminan tirados a la basura.
Su intención por supuesto es la de seguir engañando a los demás, porque de eso vive.
Tiene razón por ello el gobernador Rubén Rocha Moya de que esta vividora no cumple con el perfil para su base como servidora pública.
Tiene título, sí, pero no cuenta con la cédula profesional que en el caso de los abogados es obligación para desempeñarse como tal.
Yesenia Rojo vive de amenazar y despotricar contra todos los que se atreven a decirle sus verdades.
Todo un drama el que enfrenta esta falsa luchadora social, y bien merecido se lo tiene por ser tan ratera y tan cínica.
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