Estos días, analizando nuestra sociedad y queriendo poner de relieve estas virtudes, he pensado mucho en qué personajes podría poner como ejemplo de estas mismas virtudes.
Me vienen a la memoria muchos hombres y mujeres que han vivido con entusiasmo la política, pero ponerlos de modelo para subordinados y nuevos herederos de la función pública es para toda una similitud que pocos pueden contar.
He pensado mucho y he pedido consejo para mostrarles a las nuevas generaciones que conozcan de ellos y se encarnen estas virtudes para mostrarlos como valores a la nueva clase social. Es difícil, muy difícil, encontrar en nuestra sociedad consumista hombres y mujeres que sean sencillos, humildes y modestos. Sobre todo, modestos, palabra que está muy en desuso.
Pero estoy convencido de que son estos valores, estas virtudes, estas personas, las que hacen que nuestra sociedad avance hacia una humanidad más humana y fraterna. Pero solo dedicaré estas virtudes al oriundo del municipio, de Sinaloa de Leyva, Mario López Valdez.
La sencillez y la humildad lo hizo crecer como persona, y la modestia lo hizo consciente de que su empeño de mejorar, un proyecto, un futuro donde el sol ilumina a todos por igual y donde el esfuerzo de todo es recompensado por la satisfacción de sentir que ha colaborado en algo muy importante.
Cuando las circunstancias fueron adversas para él Sinaloíta y para Sinaloa, su actitud no dejó de ser alegre y jovial. Eso se lo reconocen amigos y adversarios connotados. Se dice que es y fue admirable el aguante y la serenidad que mostró como gobernante en momentos terribles.
Su sentido popular, su sabiduría y tino, además de tener un manejo impecable sustentado por haber sido un gobernador ciudadano, sin pertenecer a ningún partido político, pese que ocupó una plataforma política para llegar a la oficina más poderosa de Sinaloa, eso no lo detuvo, gobernó para todos.
Se manejó con dignidad ante todos los partidos políticos. Todos los dirigentes lo respetaban y lo apoyaban en lo político, en lo económico y financiero para bien de Sinaloa. Los presupuestos federales anuales fueron la mejor prueba de ello en su gobierno, pues con la facilidad de palabra y la unidad política generalizada, Malova y Sinaloa le reconocen su astucia y determinación y eso es una gran ganancia para un ser humano que se forjó muy abajo.
Trabajando desde muy niño, sin tintes ni brillos culturales, sin arrogancia, pero con un indomable espíritu de superación que le ha dado los mejores resultados en su vida pública y privada y lo ha llevado a las alturas de haber sido gobernador de Sinaloa, el máximo cargo al que un sinaloense puede aspirar: creo que ese es el Malova que la gente quiere y quiso cuando fue gobernador.
Es de justicia reconocerle al popular y legendario Malova, carácter, capacidad, su rápido aprendizaje, lenguaje verbal y corporal, aguante frente a los múltiples problemas que tuvo que sortear durante sus primeros años de mandato.
GOTITAS DE AGUA:
Así aprendió a vivir Mario López Valdez, conocido en la política y en el estado de Sinaloa y en distintas regiones del país como (MALOVA).
Malova aprendió sufriendo, y sin ello, no habría felicidad para construir una figura que continua en boca de la opinión pública, y qué decir de los últimos antecesores que gobernaron Sinaloa.
Hasta la fecha sigue siendo conciliador y no conflictivo, respetuoso, amistoso y cordial con sus amigos y detractores. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…
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