Punta de Lanza

Jesús Vizcarra… una historia de perros

Lo decía el abuelo, basado quizá en la experiencia y sabiduría empírica que le habían obsequiado los muchos años vividos.

La envidia, suele ser camarada fiel de la cizaña, la discordia y la enemistad, y juntas todas, chillan y se lamentan ante el paso ligero del éxito y la gloria ajena.

Si, un paso ligero, como el del jinete solitario que en aquellas noches oscuras de mi rancho, cruzaba el caserío generando a su paso los infaltables ladridos de la perrada.

Bastaba que un solo perro rompiera el silencio que embargaba al pequeño poblado, para que de inmediato, cual orquesta sinfónica, se dejara sentir de manera generalizada el cántico perruno de alerta.

Interesante es referir, que solo el “Perro puntero” sabía al tipo de animal o persona a la que le estaba ladrando.

El resto de los “amigos del hombre” solo obedecían a la convocatoria del que al parecer había detectado algo extraño, surgido quizá de las entrañas de la negra noche y el verde monte.

Los perros solo obedecían a su instinto; Se trataba de ladrar porque así lo había hecho un perro camarada, pero sin saber a quién, y mucho menos el motivo de su expresión de descontento.

Entre los perros, esa actitud podría considerarse una expresión o manifestación de instinto canino.
Entre las personas, solo me atrevería a calificarla como UN MITOTE.

En Culiacán Sinaloa, la vida y obra de un hombre a todas luces exitoso, me ha hecho recordar esos viejos pasajes de mi niñez, y motivado a la vez, a ilustrar con mi escaso don de la redacción, este caso a todas luces interesante.

Y como no comparar lo que ha sido y es la trayectoria de ese hombre al que hoy hago referencia, con la forma irracional en que se comportaba la perrada de mi rancho en aquellas mis pasadas épocas campiranas.

Y es que el personaje al que hago alusión, ha logrado trascender en el mundo de los negocios en base al esfuerzo, trabajo, visión, talento y dedicación, sin embargo, a su paso ladridos de algunos “perros” en éste caso de dos patas, tratan de minimizar y bloquearle su camino de éxitos.

Jesús Vizcarra Calderón, en base a los atributos arriba señalados, se ha convertido en un hombre admirado, respetado y reconocido en los más altos niveles del sector empresarial de Sinaloa, México y el mundo.

Sin embargo, como siempre el síndrome del cangrejo se hace patente; Y es que el éxito de Vizcarra, por desgracia ha generado grandes envidias, celos, odios y rencores principalmente entre algunos ciudadanos de su propia tierra.

No son pocos los que se revuelcan en los lodos de la intolerancia y el sinsabor que les origina lo que otros pueden lograr y ellos no.

Necesario y pertinente me es remarcar, que en mi caso particular ninguna motivación y tampoco interés de alguna naturaleza me mueve para abordar este tema.

Con Jesús Vizcarra no me unen, y nunca he sostenido lazos de amistad, y tampoco relación o interés laboral, y menos económico.

El empresario de la famosa marca SuKarne, me conoce y lo conozco de vista, como es el caso de muchos sinaloenses, sin embargo ninguna relación extraordinario existe entre ambos; Es solo una aclaración ante posibles suspicacias.

La realidad de las cosas, es que de manera personal, me es altamente despreciable observar la manera en que a Vizcarra Calderón, con solo asomar la cabeza en algún evento de corte social, político, o empresarial, basta para que las jaurías se suelten y traten de morderlo.

Así ocurrió en la reciente cena celebrada en un salón de Palacio Nacional a la que el Presidente Andrés Manuel López Obrador, por conducto del gobernador de Sinaloa Rubén Rocha Moya invitó a un selecto grupo de empresarios.

Imposible era, que un hombre de negocios de la talla de Jesús Vizcarra no estuviera en la importante lista de convocados.

El culiacanense fue invitado, estuvo presente y se vio distinguido por las atenciones del anfitrión, despertando una vez más las envidias y los celos de quienes vieron o leyeron las crónicas del trascendental evento de corte político-empresarial.

Observo, y así lo expongo, que con la asistencia de Jesús Vizcarra Calderón al acto convocado por AMLO, ocurrió lo mismo que en mi breve narrativa del rancho, en que el ladrido de un simple perro sirvió para que otros, al instante lo imitaran.

Voces, escritos y opiniones de algunos periodistas y analistas políticos, con fines que solo ellos saben, se han dejado sentir desde Sinaloa y el centro de la república, para atacar y buscar dañar la imagen del exitoso empresario.

Ante ello, mis preguntas se hacen necesarias e impostergables:
¿Tanta es la envidia, los celos y el coraje que sienten los promotores de las críticas, para atacar a un hombre que no ha hecho más que trabajar e impulsar sus empresas hasta los liderazgos en que hoy las ha colocado?.

¿Por qué a la menor aparición de Jesús Vizcarra en algún evento, siempre, surge un primer ladrido, seguido de inmediato por otros y otros, hasta convertir los aullidos en un concierto perruno, de viejas, repetitivas, desgastadas, tendenciosas y poco contundentes acusaciones?.

Creo desde mi percepción de las cosas, que tal vez no buscan los perros ladradores morder a su presa y acabar con ella, porque saben que eso nunca lo logarían.

Más pienso, que lo que intentan con sus ataques mediáticos es obligarlo a desviar el supuesto camino que consideran Vizcarra podría estar tomando, hacia la conquista del poder que ellos piensan; El político.

Ese podría ser el motivo de los espantados ladridos que se escuchan al menor movimiento de Vizcarra Calderón, el hombre que con una solo fotografía mueve los telones del teatro político estatal y nacional.

Ante tales conjeturas, mi recomendación sería dejar las envidias en el cofre de los olvidos, ya que al seguir exponiéndolas ante el éxito ajeno, solo estaríamos mostrando nuestra inferioridad.

Respecto a la esencia de la envidia, expertos en la sicología existencial de la raza humana, nos recomiendan saber elegir entre ser envidioso o ser feliz.

Sobre tal invitación, dejamos en claro que no podríamos ser las dos cosas al mismo tiempo; O eres feliz o eres envidioso.

Elijamos de tal manera ser felices y dejemos que los exitosos disfruten de esas mieles que tanto trabajo les ha costado… Nos veremos enseguidita.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/punta-de-lanza/.

 

Armando Ojeda
Armando Ojeda

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