Sobre el Camino

Cómo piensa el doctor Rocha

Lejos de tantos términos, ironías, la velocidad de la información y errores del gobierno que encabeza el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, también comentaremos, según mi criterio, como piensa el Dr. Rocha; sin fanatismos y personalismos.

La 4T en Sinaloa hoy por hoy es la síntesis del pensamiento político del Dr. Rubén Rocha Moya. Me explico.

En general el pensamiento político es una manera de “pensar” acerca de las controversias que ocurren entre los habitantes de un determinado lugar y sus gobernantes, ya sea de manera directa o a través de las instituciones gubernamentales que existen. Ya sabemos, por otro lado, que el padre de la política en su sentido moderno es Maquiavelo, aunque fueron los griegos quienes utilizaron originalmente el concepto de “política” y le otorgaron un primer significado.

Empecemos por eliminar afirmaciones negativas que en nada ayudan a clarificar el pensamiento del actual gobernador sinaloense. El gobernador Rocha Moya no es un pensador populista y así lo transmite a su gobierno en un sentido estricto, algunos funcionarios de primer y segundo nivel aun no terminan por entender, sobre todo si entendemos por populismo las versiones peyorativas que surgieron hace unas décadas, promovidas por las élites locales y del país, que utilizaron ese concepto tan complejo para desprestigiar a quienes se resistían al neoliberalismo.

Agreguemos que ni el contexto ni los actuales agentes políticos de Latinoamérica y del Caribe se asemejan a lo que ocurrió en el siglo XX desde 1930 hasta más o menos la década de los años setenta. Lo anterior, delimitando ese fenómeno estrictamente a Latinoamérica y sin extendernos a conceptos populistas que abarcaron gobiernos europeos o de otras naciones. La situación que ahora vivimos en esta parte del subcontinente es especial y novedosa, Sinaloa no es la excepción.

El aspecto central es que el contexto en el que vivimos no es aquel que se vivió en el pasado en donde el siglo XX fue testigo del paso de un orden mundial hegemonizado por Inglaterra a otro operado por Estados Unidos y en donde en una época, la posguerra, compartió escenario con la ahora ex Unión Soviética. Hoy existe un proceso bastante claro y evidente que marca el fin de la hegemonía gringa y el ascenso de China y Rusia cuya evidencia es la guerra ruso-ucraniana.

En este contexto, uno de los rasgos del pensamiento del Dr. Rocha es su nacionalismo, pero se trata de un nacionalismo que es distinto al nacionalismo del siglo XX. El nacionalismo del pasado se fundó en el aprovechar la coyuntura de las guerras mundiales y el ascenso del comunismo ruso, colocando al Estado como el regulador de la vida entre las clases sociales. De un tipo de clases como la burguesía local periférica y una clase obrera que nunca ha tenido el peso de la clase obrera occidental, por ello en su mandíbula se encuentra la obra social

Morena no es el PRI cuyo proyecto de integración de las clases sociales jugó un papel temporal progresista hasta que se desplazó a la derecha. En todo caso Morena se asemeja más al PRD, pero igual nada tiene que ver en la medida en que Morena es en estos momentos parte del movimiento transformador que promueve el Dr. Rocha en Sinaloa. El PRD vive del odio de los “chuchos” y del aburguesamiento de su política.

La popularidad del Dr. Rocha nada tiene que ver con los líderes populistas del siglo XX. Los populismos no se crearon a partir de una disputa por décadas como opositores al sistema de dominación en Sinaloa, como es el caso del actual gobernador de nuestra entidad. Los líderes populistas eran parte de las élites locales y comprendieron la coyuntura, la disposición popular, la aprovecharon, orientando a procesos de industrialización parcial en parte favorecida por las potencias cupulares que desplazaron segmentos de su industria hacia el centro y norte del Estado.

Ahora bien, el pensamiento político nacionalista del Dr. Rocha es distinto al nacionalismo institucionalizado por los años en que el PRI gobernó en Sinaloa. En ese nacionalismo institucionalizado los pasajes históricos y los discursos irruptivos se aplanaron y ajustaron a un nacionalismo inofensivo, caduco, esclerotizado. El nacionalismo del gobernador citado es un tipo de nacionalismo plebeyo que recupera sobre el sentido cuestionador de la historia presente.

Al Dr. Rocha no se le puede entender como un pensador nacionalista tradicional. Se trata de una figura política que tiene en la historia una fuente inagotable de experiencias populares que le permiten ver el presente de manera tal que otros, nosotros, no vemos. Esa dote de conocimiento histórico que posee no es un cúmulo de saberes que se despliegan frente a los amigos en un café. Se trata de un saber que le permite mirar de otra manera nuestro Estado para cambiarlo.

Se trata de una visión de la historia a contrapelo como diría Walter Benjamín, una recuperación subversiva del pasado. Este último término debe recomprenderse porque no lo entiendo, en este caso, en la lógica de los grupos de izquierda de los sesenta sino en el sentido de subvertir el presente que no se ajusta a la tradición plebeya de la historia de Sinaloa. Lo anterior, es parte de un pensamiento político muy peculiar, radical, diría el Dr. Rocha.

Este es un rasgo distintivo en Rubén Rocha Moya, de su pensamiento, en el que nadie de las nuevas generaciones que habrán de ocupar su lugar en el 2027 tiene o se le observa. Me hubiera gustado detectarle al ingeniero Cárdenas cuyo bagaje cultural se limitaba a la época de su padre. De ahí que eso de vincular al Dr. Rocha peyorativamente a los líderes populistas no tiene sentido más allá de propaganda con propósitos políticos de desprestigiarlo.

Otra veta de su pensamiento político es el que aparte del dominio que tiene de la historia es el conocimiento del Estado. El recorrido por Sinaloa es una manera de interiorizarse en la vida, las luchas y necesidades del pueblo con el fin de definir estratégica y tácticamente el proyecto transformador que deben entender sus subordinados.

GOTITAS DE AGUA: 

 

El Doctor Rocha se desmarca de las experiencias o grupos que plantean una ruptura. Su principal argumento es una fe ciega en la transformación de la vida democrática a través de la resistencia mediática y pacífica, sustentada en una actitud profundamente empecinada en lograr ese propósito.

No se trata de la hipocresía proyectada por el régimen neoliberal del “triunfo desde abajo”, que llegan al poder para enriquecerse ilícitamente y degradar la vida política. Y de esos abundan en toda clase social y política y de pensamiento ideológico. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…

 

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/sobre-el-camino/.

 

Benjamín Bojórquez Olea

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