A veces me parece que su Volkswagen azul lleno de años, o su perrita de tres patas, o su rancho con flores son formas de transformarlo en un personaje pop. O, dicho de otro modo: de callarlo. De hablar de lo que parece para no hablar de lo que es.
No se puede tapar el cielo con un paraguas. Si quieres cambiar, no puedes seguir haciendo lo mismo. Aarón Rivas Loaiza es un político que ha construido muchas relaciones políticas a lo largo y ancho del estado de Sinaloa y en otras regiones del país, además con distintas ideologías, a lo cual representa un binomio electoral para cualquier plataforma política de Sinaloa.
Pudiera decirse, hagan lo que yo hice, pero con el aclarado que, el empresario y político Aarón Rivas Loaiza tiene un capital político extenso en varias ramas, sobre todo, en el área empresarial. Pues para mostrar capital que lo evidente no está –no suele estar- en el discurso político actual. Y que la duda menos.
El respeto y silencio de Rivas Loaiza es sinónimo de una agudeza política muy suspicaz, empírica y con un alto grado de hacer política de mucho nivel, ya que la espera a que se abra la caja de pandora, las condiciones y circunstancias, tiene muy claro los objetivos a trazar.
No sabemos qué resultados políticos vaya obtener en un futuro, pero sabe que lleva muchos años implementado una política subjetiva, sin esconder las culpas debajo de la alfombra, en su momento hablará, y que la ilusión de aquellos tiempos se mantiene, pero revalorado.
Quizá existan muchos incrédulos, pero la sustancia del fuego sagrado sigue siendo posible, reinventarse y continuar escalando sin excesos de idealismo, porque la que tiene la fuerza es la masa. Y si esa masa no pone el hombro, no hay hombres geniales que cambien la historia.
La política es como la rueda de la fortuna, a veces arriba, a veces abajo, eso lo entiende a la perfección el personaje mencionado y muchos más que están en las gradas, con esa mirada de gnomo sigiloso, de viejito feo que las ha visto todas.
Eso de verse como un personaje que anda por las orillas en la política no dando de qué hablar, sonriente, para mostrar –una vez más– que no hay mejor crítico de la política de los políticos que un verdadero hombre político.
GOTITAS DE AGUA:
En cuestión (especialmente los políticos), tienen que asumir un hecho innegable: su liderazgo, si es genuino, legítimo y limpio, conquistado y no comprado, se basa únicamente en la influencia de índole personal que ejercen sobre sus liderados. Personal, no coyuntural, no de conveniencia, no de favores ni de sobornos, no de negocios o maniobras turbias, ni de pactos o alianzas de momento y circunstancia. Personal, de persona: los liderados sinceros y genuinos siguen y se comprometen y defienden y luchan por la persona que es usted y lo que representa su acceso al poder en términos de cambio situacional, servicio social y desarrollo integral de la comunidad y sus miembros, no solo ni necesariamente por las ventajas personales que su posicionamiento les aporte, aunque obviamente en algunos casos se lo aporte. Y si ello es con arreglo a la norma establecida, y no viola nada, que para bien sea. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…
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