Millones de años luz, Universo profundo, quántico y otras terminologías que me dejan en babia cuando escucho hablar sobre ellos a los que si saben.
Lo que siempre me ha interesado es saber si hay vida en otros planetas y si son similares en su aspecto al de nosotros y sin son diferentes conocer a ciencia cierta su morfología.
Ese telescopio que camina en el espacio sideral y que costó diez mil millones de dólares nos trajo imágenes que maravillan a cualquiera.
Mi posición ha sido y seguirá siendo que no somos los únicos seres vivientes en los millones de galaxias que existen por aquellos rumbos.
La ciencia espacial tiene grandes avances y sin embargo podemos afirmar que se encuentra en pañales.
Cuantas décadas harán falta para descubrir nuevas vidas en el espacio sideral, es pregunta que me gago una y otra vez y por supuesto que estoy consciente que no me tocará saberlo.
A menos que suceda un milagro, en los que también creo.
No puede ser verdad que somos especie única en ese maravilloso universo que nos están acercando con las nuevas imágenes.
Nunca he creído en la teoría de Darwin.
Que descendemos de los monos y que hemos evolucionado no es una postura que me llene y satisfaga.
Lo de adán y Eva tiene para mi muchos misterios y aunque mi religión es dogmática, tengo que admitir mis dudas al respecto del paraíso, la manzana y la culebrita pecaminosa que nos muestran en los textos bíblicos.
Cuando comienza uno a meditar y exponer sobre estos temas, de inmediato te mandan a la liga de Jaime Mausan que se dice experto en los temas de los objetos voladores no identificados.
Te acercan a los hospitales de Psiquiatría por el solo hecho de creer que hay otros planetas habitados.
No importa, sigo con la fe de que no somos los únicos en millones de galaxias y aunque me vean con desconfianza y me platiquen con sorna, es mi punto de vista y no hay más historia.
Me maravillaron las imágenes del espacio profundo y me dejaron con los ojos cuadrados, al saber el costo del telescopio espacial que surca velozmente en busca de encontrar soluciones a los misterios científicos.
En el planeta tierra, específicamente en el territorios mexicano, nos conformamos algunos en tratar de comprender que significa la cuarta transformación y entender a los cerebros cuánticos que dicen representarla y ser los encargados de llevarla a cabo entre la población que los llevó al poder.
Los mentores políticos de mi tiempo estarían asombrados de lo que ocurre en esta época y quizá tendrían que reinventarse para su comprensión parcial, desde luego que no absoluta.
¿Andrés Manuel es de este mundo, o fue traído exprofeso de otras galaxias para asombrarnos con su “INTELIGENCIA”?
Me resulta más fácil comprender la Quántica que la manera de actuar de quién cobra como presidente de México.
Hasta mañana.
Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.