A través de sus títeres en el Congreso de Sinaloa, el gobernador Rubén Rocha Moya empuja la posibilidad de desaparecer “por ingobernabilidad” al gobierno del municipio de Culiacán.
No han descartado por completo nombrar un alcalde sustituto, con todo y que no se cuenta con facultades para hacerlo.
La ratificación local del “no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”, y la confesión descarada de que castigar a Jesús Estrada Ferreiro es un propósito que quieren acompañar con un presidente municipal impuesto desde el tercer piso.
El complot político está armado, con razones y sin ellas.
Pusieron al alcalde contra la pared, que pidió licencia pero sigue en el camino del juicio y del castigo.
Ya hemos señalado y sostenemos que Estrada Ferreiro ha hecho méritos sobrados para dejar el cargo y que paga por sus abusos de autoridad, su soberbia y su arrogancia.
Pero junto a esto existe un evidente complot político dirigido por el titular del ejecutivo estatal.
Pleito de un grupo de abusivos contra otro ídem.
LA COBARDE DESESPERACIÓN
O le jalaron las orejas o terminó dándose cuenta que va en el mismo paquete, Estrada Ferreiro intentó negar su dicho de que Rubén Rocha Moya no ganó de manera legítima la gubernatura.
Su afirmación fue muy clara, y nadie lo malinterpretó.
Quizás crea que puede ganar algo pero lo único que hizo fue mostrar su cobardía.
Por si faltara, su aparente ataque de ayer contra el gobernador y su pandilla, que luego acompañó de rogarle casi al gobernador que lo reciba para negociar.
“Yo lo invito a que hagamos lo que el presidente nos pidió; que dialoguemos, que platiquemos; qué es lo que quiere, y lo que quiera se lo voy a dar; pero párenle ya de terrorismo, párenle ya de amenazas. Porque alguien va a decir el gobernador no dice nada, sí dice pero lo que dice no importa; lo que hace es lo grave; las acciones son más contundentes y más graves que las palabras”.
NINGÚN RESPETO A PERIODISTAS
Otra falta de respeto y burla, la nueva contradicción del anuncio de que se aprehendió a dos asesinos de Luis Enrique Ramírez, con el desmentido de la “confusión” por parte de la Secretaria de Seguridad Pública Ciudadana del gobierno de la república.
Que a ese nivel se nos mienta con tanta reiteración y descaro confirma el enorme desprecio de nuestros gobiernos hacia los periodistas y los medios de comunicación.
No hay deslinde que sirva, porque son exactamente lo mismo.
En el crimen de Luis Enrique hay un lucro desmedido y desvergonzado, lleno de atole y de maromas.
Por ello y por los ataques continuos contra periodistas, mi negativa de asistir al panel de periodismo y libertad de expresión al que convocó ayer el gobierno estatal.
Si se trata de simular, bien saben que conmigo no cuentan, y no importa si solamente unos cuantos estamos realmente decididos a luchar por un trato de dignidad hacia nuestro gremio.
Entiendo que hay quienes viven en la esperanza de que las cosas cambien y que tengamos el respeto que merecemos, pero debo que advertir que eso sólo sucederá si dejamos de ser cómplices, sea por falta de convicciones, por comodidad o por valemadrismo.
El dilema está en luchar para que las cosas cambien, o seguir viviendo de rodillas.
EL COVID ATACA CON SIGILO
Médicos me reportan que la nueva ola de covid es más peligrosa de lo que muchos creemos.
El problema radica en la excesiva confianza de la mayoría, particularmente porque los síntomas son aparentemente leves o inexistentes.
Equivocadamente, muchos creen que pasaron o pasarán sin problemas la nueva infección, sin darse cuenta de que incluso en los asintomáticos el virus afecta de diversas formas nuestra salud.
Daños cardíacos o renales, entre los que más se han identificado.
Es muy peligroso confiarnos y caer en el relajamiento.
Debemos tomar las precauciones recomendadas como si la pandemia estuviera pegando al más alto nivel.
Uso obligatorio de cubrebocas cuando salimos; sana distancia, gel y lavado continuo de manos, entre las principales.
Siempre valdrá más prevenir que lamentar.
Apliquémonos y no nos convirtamos en estadística.
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