La gira presidencial del fin de semana fue un enorme fracaso que fortaleció la certeza de que AMLO encabeza una pandilla de criminales.
Visita de tres días que se recortó a dos.
Oficialmente, López Obrador cambió para el domingo el hacer ejercicios de cardio.
Poco antes de esa visita, senadores de partidos políticos de oposición documentaron en conferencia de prensa la existencia del narco gobierno.
Un empujón más en la creciente percepción social de que tenemos un presidente que pactó y se entregó al crimen organizado.
Antes de venirse, el mesías se encajó un poco más la daga al anunciar que la “estrategia” de los abrazos no balazos continuará porque “está dando resultados”.
Ya por acá, decidió que su visita a Badiraguato y Tamazula sería privada, sin acceso a la prensa.
Como cereza de las sospechas convertidas en certidumbre, el retén que civiles fuertemente armados instalaron cerca de La Tuna.
El escándalo fue mayúsculo y nota destacada en casi todos los medios.
El presidente intentó primero negar que eso hubiera sucedido y luego salió con el ridículo de que “no pasó nada”.
La inevitable pregunta de si el crimen organizado controla parte del territorio nacional, y la negativa como mentirosa respuesta oficial.
El previo aderezo a la polémica de su reclamo porque el mote de triángulo dorado, y la propuesta de que ahora se le llame como triángulo de la gente buena y trabajadora.
Ninguna duda quedó que vino a reunirse con los capos de la droga.
Cumplida esa tarea que evidentemente era la más importante, se cancelaron los eventos del domingo.
Ni siquiera simularon y prefirieron evitar que los periodistas siguieran preguntando.
México en manos del narco, con un Andrés Manuel descaradamente de rodillas.
Esperamos que Estados Unidos se anime y persiga legalmente a Lopitos.
Tendrá que ser al término de su mandato, si eso sucede.
Y haría historia como el primer expresidente mexicano encarcelado.
Sobran delitos para imputarle, y el de narcotráfico está a la cabeza.
La DEA ya dijo que tiene con qué, y sólo falta que se animen.
Imposible dejar de citar la impactante portada de la revista Proceso con el título de “La narcopolítica se expande”.
Verdad que duele con esta cuarta transformación con AMLO a la cabeza de una pandilla de criminales.
POLICÍAS EN PIE DE LUCHA
En busca de que se atiendan sus justas demandas, policías sinaloenses se preparan para protestar con más energía ante las diferentes instancias de gobierno.
Víctimas de ilegalidades y abusos de poder, son ignorados por el gobierno de Sinaloa y por el Congreso del Estado.
El gobernador Rubén Rocha Moya y el diputado Feliciano Castro Meléndrez tienen otras prioridades.
Tras intentar por las vías legales, los policías están hartos de que nomás les den por el lado.
Por eso analizan medidas de presión entre las que consideran “tomar” el Congreso de Sinaloa.
Por desgracia no les queda más, porque nuestros gobernantes y remedos de representantes populares no están del lado del pueblo.
La triste verdad de que no entienden por las buenas y escuchan sólo las voces de los amigos o de los que saben gritar.
Pendientes.
SANTOS ÓLEOS A FERREIRÓN
Que Jesús Estrada Ferreiro está inevitablemente al borde de la extremaunción política.
Casi como santos óleos, el desprecio con el que López Obrador respondió al presidente municipal de Culiacán.
El desamor de Ferreirón al gobernador se pagó con el desamor del presidente al alcalde culichi.
Así fue la película en vivo y a todo color.
Falta ver si el guion es el real o fue puro atole de política ficción.
De lo que ninguna duda hay es que la decisión que resulte será por orden del capo principal de Morena.
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