Yo mando, tu mandas, él manda.
El Gobernador de Sinaloa puso muy en claro que no le gusta conjugar el verbo y pintó raya con respecto a su gobierno.
Eso sucedió con Héctor Melesio Cuén Ojeda y Rubén Rocha Moya.
Dos potencias en una sola embarcación y donde solo debe existir una sola gorra de capitán.
Melesio se va sin amarguras y Rubén Rocha Moya se queda satisfecho.
Varios capítulos se escribieron, del primero de noviembre del 2021 al once de mayo del 2022, dentro y fuera del recinto de Palacio de Gobierno.
Todos esperaban una conferencia de prensa de Héctor Melesio con temperaturas superiores a los trescientos grados Celsius.
Nada que quemara a Roma sucedió. La notas tendrán que elaborarla los medios de comunicación, de acuerdo con su muy personal interpretación y que tendremos que dosificar hasta la llegada del 2024.
Yo mando, tu mandas, dejó de sombrear al gobierno de Sinaloa.
Se había tardado el Gobernador.
Una separación que por obligación tenía que darse.
Nadie pierde y gana Sinaloa.
Melesio tendrá la libertad que requiere para ondear su estandarte por todos los rincones de nuestro Estado. Seguirá ganando adeptos para el proyecto que a mediano plazo tiene diseñado.
Rocha Moya se oxigena y deja sentir la fuerza que un Gobernador jamás debe ceder y lo planta de cara a la sociedad sinaloense.
Todo será para bien.
Dos genios poderosos no caben en una misma botella.
Tampoco en una lampara.
Comienza nueva relación entre Rubén Rocha Moya y Héctor Melesio Cuén Ojeda. Ellos sabrán hasta donde tensan la reata.
Yo mando, primera persona del singular, en poder del Gobernador.
El manda, tercera persona del singular en la libreta de Melesio Cuén.
Nadie lo convenció para que renunciara.
Le llegó el cese.
Desde cuando no tenía patrón el creador del PAS.
En la administración de Gomer Monárrez ocupó la Dirección de bienes e inventarios y luego compitió por la rectoría y logró su objetivo.
Después de eso, hasta que aceptó la Secretaría de Salud en el gobierno de Rubén Rocha Moya.
Cualquiera se desacostumbra a recibir órdenes.
No lo podemos culpar.
El Gobernador tampoco es criticable por recordar a su gente que solo sus chicharrones deben de tronar.
El poder se ejerce, jamás se comparte.
Quedó grabado en Sinaloa.
Hasta mañana.
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