En los corrillos del Palacio Municipal algunas voces aseguran que le robaba cámara en los medios a la alcaldesa Estrella Palacios y que por eso la “renunciaron”, porque eso, en la egolatría de la señora presidenta, es una falta grave, un pecado, no se lo permite a nadie brillar más que ella.
Otras expresiones ven en la salida de Elsa Bojórquez Mascareño del Instituto Municipal de la Mujer, el impacto de la réplica concedida por el Semanario Río Doce al Químico Luis Guillermo Benítez Torres, quien puso en el entredicho la integridad de sus valores al relatar su destacada participación en una jugada urdida por el ahora senador Enrique Inzunza con el claro objetivo de descarrilarlo.
En esta entrevista, titulada: Revienta el Químico Benítez: “Rocha no Pintaba para nada, es un oportunista”, Benítez Torres hizo uso de su derecho de réplica buscando desenmascarar la narrativa del Gobernador Rubén Rocha en los hechos de la asignación de la candidatura de Morena a la gubernatura de Sinaloa en el 2021.
“Lo que dijo Rocha es una historia que está «a medias», según Benítez Torres.
La entrevista concedida a Nelda Ortega tiene una redacción amena e impecable. Léala con calma y disfrútela con una suculenta taza de café y un pan. No tiene desperdicio.
Ayer fue presentada la nueva titular del Instituto Municipal de la Mujer. Se trata de Ana Marcela Herrera López, quien anteriormente se desempeñaba como Directora de Vivienda y Tenencia de la Tierra.
«Mazatlán, entre incendios, atentados y desapariciones»
En su colaboración de ayer en el Sol de Mazatlán, nuestro amigo y colega Alejandro Gallardo nos obsequia la descripción puntual del ambiente que se vive en Mazatlán, que se ha vuelto un lugar donde el futuro es una interrogante aterradora, el presente es una estrategia de supervivencia, y el miedo es la única ley que se cumple universalmente.
Con su contribución “Mazatlán, entre incendios y atentados”, nos dice que nuestra vida diaria está marcada por una sensación persistente de vulnerabilidad.
En apenas unos días se han presentado incendios en negocios y viviendas, que hasta ahora han cobrado la vida de cuatro personas además de ataques con explosivos y balaceras contra expendios de cerveza, con el agregado de los levantones de hombres y mujeres que nada ni nadie detiene.
Entre sábado y domingo se reportaron tres incendios y una fuga de gas. El más grave fue la explosión de tanques en una taquería ubicada en la avenida Del Mar, uno de los corredores turísticos más transitados de la ciudad. El saldo, 4 personas fallecidas y varios lesionados.
Nos remacha que estamos en una comunidad asfixiada por la tenaza de la delincuencia, que ha erosionado la confianza y paralizado a la propia autoridad.
La delincuencia no es solo un conjunto de actos aislados; es una fuerza organizada y omnipresente que ha tomado el control funcional de la ciudad.
Los delincuentes operan a la luz del día, exhibiendo una audacia que es un mensaje para la población: somos intocables. Los vehículos sin matrícula, los uniformes alterados, y la portación descarada de armas son signos de su autoridad de facto.
La delincuencia recluta a los jóvenes de las zonas más pobres, ofreciéndoles poder y dinero, convirtiéndolos en herramientas del miedo e hiriendo a la sociedad desde dentro, al enfrentar a los hijos contra los padres.
El elemento más trágico es el estado de la autoridad: un cuerpo oficial infiltrado, desmoralizado y lleno de miedo.
En Mazatlán, los agentes de policía y las fuerzas de seguridad están atrapados entre su deber y el miedo a represalias contra ellos o sus familias. Muchos evitan intervenir activamente, priorizando su supervivencia sobre la justicia.
La propia cadena de mando está comprometida. Algunos líderes están directamente en la nómina de los criminales, mientras que otros están paralizados por la constante amenaza de muerte o la humillación pública si actúan con firmeza.
Cuando un ciudadano denuncia un crimen, la respuesta es a menudo la burocracia, la dilación, o una velada advertencia de que no se involucre.
La autoridad ha dejado de ser el protector para convertirse en un registro pasivo de la tragedia.
Es lo que hay, dijera el autor de Páginas de Opinión.
Desde este espacio va nuestro solidaridad para nuestro colega y amigo Rafael Covantes ante el mal momento que vive él y su familia. Oramos para que dios les conceda ver pronto de regreso a Herminia, su esposa.
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