Me importa un bledo que me digan tragón y un millón de cosas más.
Lo exquisito hay que difundirlo.
Las comidas son Bocatio di Cardinale.
El postre es la elevación a los dominios de Dios.
Compruébelo usted mismo.
Que no le cuenten.
YA ESTAMOS METIDOS
Y tengo que señalar, que en mis ochenta años solamente he consumido tres o cuatro veces los chiles en nogada.
Asistí a una comida con un grupo de amigos a LA CASA DE LOS LOAIZA y el platillo principal eran esos chiles y casi me caigo de espaldas.
Por mero compromiso lo probé y cual fue mi sorpresa que era una delicia. No lo tienen a la carta todavía, pero lo pueden encargar con un día de anticipación, desde una orden, hasta un millón de chiles.
Usted pone el billete y Los Loaiza sus antojos.
MI PLATILLO FAVORITO
Me lo sirven en casa.
Los chiles rellenos de queso y rociados con una crema especialidad de mi vieja, son para chuparse los dedos.
A nadie invito a mi mesa, a menos que formen parte de la familia.
Lo que sucede en mi casa, se queda en mi casa.
NO QUIERO DESMENTIR A LA SHEINBAUM.
Pero tengo que hacerlo.
No salgo de mi casa por las noches.
A más tardar me refugio en casa a las siete pasado meridiano.
La seguridad que dice tenemos los sinaloenses, solamente existe en su piojosa cabeza.
Perdón, quise decir en su peinada testa.
Ya no hay sequía y los cabronazos no paran.
Los empresarios le huyen a las balaceras y los cobros de piso.
¿QUIEN TUVO LA CULPA DE ESTE DESMADRE?
No tiene caso que escriba algún nombre.
Los sinaloenses sabemos de quién se trata.
Cero repeticiones.
PARA CONCLUIR
Sigue en pie mi invitación a la señora Claudia Sheinbaum, para que visite Culiacán de noche y acompañada de su marido le dé vueltas al pueblo.
Sin guaruras, por supuesto.
A los primeros balazos mancharía sus prendas interiores.
De eso no tengo duda.
Hoy juegan los yankees.
Hasta mañana.
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