A pesar del completo derrumbe, siguen con la farsa de “el presidente más honesto”.
Siempre supimos que Andrés Manuel López Obrador es súper corrupto, y ahora las pruebas son abrumadoras y contundentes.
Lo del no mentir, no robar y no traicionar siempre ha sido un timo.
Ahora son atoles con mierda las cantaletas de quienes lo ponen como ejemplo de honestidad.
Cuanto se robó, es imposible saberlo.
Pero si se suman las denuncias públicas, estamos hablando de billones de pesos.
Sí, señores.
Millones de millones.
Las raterías están a la vista de todos, muchas de ellas debidamente documentadas.
Factor importante en el derrumbe de la cuarta transformación, junto con el México gobernado por el crimen organizado.
Lo que sí es absoluta verdad es la conversión de la frase para quedar en que “López Obrador es el mejor presidente que han tenido los narcos”.
Recordemos el pañuelito engaña t4r4dos con el que proclamaba el fin de la corrupción en México.
Aquella otra mentirota de que su gobierno no había contratado deuda externa, cuando lo que hizo fue aumentarla de manera brutal.
La vacilada del mejor sistema de salud del mundo.
Con montones de etcéteras llenos de hipocresías para Ripley.
Inolvidable aquel escupitajo al cielo de que “todos los negocios jugosos que se hacen el país, negocios de corrupción, llevan el visto bueno del presidente de la república”.
El huachicol fiscal y sus hijos multimillonarios son ejemplos contundentes de un López Obrador muy rata y muy hipócrita.
Hay muchas pruebas de sus corrupciones y de sus abrazos a los criminales.
Nada se la ha hecho y nada procederá en lo interno porque cuenta con la total protección de la chacha de palacio.
Claudia Sheinbaum solapa todas las raterías del presidente.
Brutal ejemplo es que ni siquiera se investiga al líder del cártel de la barredora, Adán Augusto.
Acá en Sinaloa tenemos los solapamientos al gobernador Rubén Rocha y al senador Enrique Inzunza.
Con el detalle de que no fue ayer la visita de los jerarcas del consejo nacional de seguridad.
Consideraron inapropiado reunirse en Culiacán exactamente a un año del inicio de la narco guerra.
Ya repudiamos la estupidez del “estamos trabajando” de parte de la presidente.
Han trabajado, sí, pero para los criminales.
En Sinaloa es bueno ser malo y es malo ser bueno.
Así funcionan las cosas con estos malditos gobiernos al servicio de los cárteles del narcotráfico.
El pueblo bueno debe terminar de destruir las narrativas de la putrefacción de cuarta.
Los cinismos son descomunales, pues a pesar de lo que vivimos repiten todos los días aquí, allá y acullá que son bien honestos y que en México se persigue a quienes violentan la ley.
Repito la urgencia de construir una fuerte resistencia social, como la que vimos el domingo.
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