En clara manifestación de inconformidad y repudio, manifestantes de la marcha de ayer quemaron por inservibles al gobernador y a la presidente.
Monigotes del gobernador y la presidente -con tremenda narizota- terminaron convertidos en cenizas.
No había manera de que los duros reclamos de paz eludieran al principal responsable, el chacal de Batequitas, y a la chacha de palacio convertida en su cómplice.
Desde ayer salieron los llorones a reclamar que quemar esos monigotes es una falta de respeto.
No, ma… no.
Lo que sí es una falta de respeto mayúscula es el tener a gobernantes que protegen a los narcos y les permiten aterrorizar a Sinaloa.
Los asesinados y los desaparecidos superan el número de cuatro mil en casi un año de narco guerra.
Medio centenar de niños, decenas de jóvenes y gran cantidad de adultos inocentes.
Por eso la multitudinaria participación.
Quince mil, dicen los lambiscones de Rocha; cincuenta mil, afirman los convocantes y algunos medios de comunicación no arrodillados ante morena.
Una nota publicada por Proceso informa que tomas aéreas de un dron contaron 58 mil asistentes, más los que estaban en la sombra.
Imposible precisarlo, pero fueron muchos más de los esperados.
Se superaron las expectativas de los organismos sociales organizadores.
Fracasaron rotundamente los boicots y las amenazas ordenadas por el narco gobernador.
Culiacanenses y sinaloenses en lo general salimos a exigir paz y seguridad.
No somos pocos los que también reclamamos a los gobiernos que protegen a los criminales y permiten que más inocentes sigan perdiendo la vida.
Sinaloa despertó, escuché varias veces entre los que marcharon.
Vimos a familias que incluso llevaron bebés en carriolas, niños, jóvenes, adultos y hasta ancianos.
En sentido de verdad y de justicia, expreso mi reconocimiento a dos valientes que nos dieron ejemplo de voluntad y perseverancia.
No se doblaron ante las amenazas oficiales, que no fueron pocas.
Gracias, Martha Reyes y Miguel Taniyama; no le aflojen.
Entre los organizadores y promotores decididos, destaco también a la diócesis de Culiacán, con el obispo Jesús José Herrera, y el obispo emérito de la diócesis de Sinaloa, Jonás Guerrero.
El grito que más se escuchó durante la marcha es el de “fuera Rocha”.
Fue la principal consigna, repetida especialmente frente al edificio del ayuntamiento de Culiacán.
Gran cantidad de cartulinas y mantas con mensajes muy emotivos y hasta personales.
Gente que perdió familiares, su empresa y propiedades, o que se quedó sin trabajo.
Niños pidiendo poder salir a la calle para divertirse, sin ese clima de terror en que vivimos.
Reproches contundentes contra los “no pasa nada” asumidos por nuestros gobernantes mientras nos siguen asaltando, robando, desapareciendo y matando.
Me muero de ganas por saber cuál será la postura que asuma hoy la presidente Claudia Sheinbaum.
Si por fin se pondrá de lado de los sinaloenses buenos o si continuará solapando al narco gobernador.
Ojalá opine sobre la quemada de las figuras de ella y de Rocha, que en realidad se trató de requemadas porque el pueblo ha incendiado muchas veces sus nombres.
Confieso mi morbo por la posibilidad de que minimice el número de participantes y que repita esa cantaleta de “¿quién creen ustedes que organizó esa marcha?… “Pues los del PRIAN!”.
Como cuando ciudadanos salieron a pedir medicinas para sus hijos enfermos y en peligro de muerte.
Ojalá y no vuelva a burlarse de Sinaloa, pero mucho me temo que esta super hipócrita no tiene remedio.
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