“Qué ratero salió el Víctor Hugo”, es una frase que numerosos universitarios expresaron cuando durante el rectorado de Víctor Antonio Corrales Burgueño se remodeló la Casa de la Cultura de la UAS.
Por no tener bodega donde poner el mobiliario, equipos y demás, se usaron varias casas particulares de funcionarios y trabajadores.
Quien ahora se conoce más como el fabiruchis era entonces el Coordinador General de la Extensión de la Cultura y los Servicios.
De acuerdo con la información que nos proporcionaron, Víctor Hugo Aguilar Gaxiola “apoyó” con buena parte de los resguardos.
Entre otras cosas, se llevó a su casa computadoras, equipos de audio, escritorios y cámaras.
Con el detalle de que al terminar la remodelación, no regresó nada.
Se quedó con absolutamente todo, sin importarle que los demás se enteraran de la infamia.
La noticia corrió como reguero de pólvora, y tras la confirmación casi todo mundo en la Casa de la Cultura uaseña lo condenó con la sentencia del “qué ratero salió el Víctor Hugo”.
Obvio que no quedaron pruebas, pero los testimonios siguen vigentes.
Con lo llorón que es, el fabiruchis anunciará denuncia penal en contra de quien esto escribe.
Y, bueno, sería muy divertido que se repita ahí lo del “qué ratero salió el Víctor Hugo”, con los respectivos señalamientos de los testigos.
Para poner un ejemplo de lo que el fabiruchis es capaz, recordarle a mis amables lectores que este corrupto uaseño defendió que a Héctor Melesio Cuén Ojeda lo habían asaltado en la gasolinera.
Apoyó con todo la versión inicial del chofer, y al mismo tiempo le lambisconeó a su querido patrón, Rubén Rocha Moya.
Una y otra vez, Aguilar Gaxiola ha dicho que el gobernador es un hombre bien honesto que trabaja por el bienestar de Sinaloa, y que es difamado por periodistas y sinaloenses perversos.
Resumiendo, sin alburear, son cada vez más numerosas las fechorías denunciadas en contra de quien está convertido hoy en uno de los monstruitos del rector Jesús Madueña Molina.
Pero lo bueno es que forma parte de esa “nueva universidad” que nos aseguran “vive los mejores momentos de su historia”.
El chiste se cuenta solo.
COMPRAS DE PÁNICO DE PEPTO Y PAÑALES
En Sinaloa hay compras de pánico de pepto bismol y pañales.
Varios políticos poderosos andan con chorrillo, por más que pretendan que no les preocupa lo que declaren Ismael “El Mayo” Zambada y Ovidio Guzmán.
Fingen creer que en las confesiones no darán nombres, pero saben muy bien que eso es mentira.
Nos aseguran que el chacal de Batequitas camina tembloroso, como si bailara zumba.
Ya ven cómo hay gente criminosa, que inventa cualquier cosa o aprovecha todo para divertirse.
Como sea, Rocha y sus compinches viven momentos de pánico porque temen que Estados Unidos los meta a la cárcel, que es donde deben estar.
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