Para que no dejar dudas de lo que cuando lo menos lo intenta, Claudia Sheinbaum demostró que le teme más a López Obrador que a Donald Trump.
Dejó constancia plena, con dos sucesos en los que incluso parece retar al presidente de los Estados Unidos.
Primero, confirmar a Adán Augusto López como coordinador de los senadores morenistas.
Poco después, llevar a su conferencia mañanera a los gobernadores de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y de Tamaulipas, Américo Villarreal.
Cobijo directo y público a tres de los políticos que más han sido exhibidos, incluso con pruebas, por sus vínculos con el crimen organizado.
Que son parte del narco, incluso.
A pesar de las evidencias que han sido públicas, así como de los escándalos nacionales e internacionales, a doña Claudia le vale.
Los cinismos son descomunales.
El mensaje, real o fingido, es el de que primero los criminales.
Porque Andrés Manuel López Obrador es el principal, y es quien la puso como presidenta.
Con muchas dudas sobre la legitimidad sobre el triunfo electoral, pero ahí está.
POR ESO ES QUE MUCHOS VIVEN ENCERRADOS
Ayer por la tarde fue asaltado mi hijo, por gente con uniformes tácticos, portando armas largas y hasta granadas.
Afortunadamente mi muchacho está a salvo, en casa.
Le quitaron dinero que tuvo que sacar de un cajero bancario, su celular y algunas cosas personales.
Es el Sinaloa en el que vivimos, mientras en el gobierno presumen que vamos de maravilla.
Como señalé ayer, ningún caso tiene poner denuncia formal.
Primero, mi hijo nunca pudo ver a los asaltantes.
Y, más importante, ya sabemos que en nuestro estado no existe la justicia.
Por eso miles de sinaloenses prefieren guardarse en su casa, porque a cualquier hora pueden ser víctimas de la violencia.
Gracias a Rubén Rocha Moya, mejor conocido como el chacal de Batequitas y que también es capo de la cofradía de la mano caída.
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