Maldita la hora en que voté por Peña Nieto

A cambio de su inmunidad nos dejó la jauría de lobos sedientos de sangre y de poder.

Los saqueos al erario de Peña Nieto y las trapacerías de la hermosa Gaviota, lo hicieron conveniar con Andrés Manuel los términos de la entrega de Palacio Nacional.

Desde entonces padecemos los pésimos gobiernos y no se ve cercanía para sacudirnos del yugo izquierdista.

No hay lucha.

Nos encaminamos a una dictadura horrorosa.

Ya rebasaron el autoritarismo.

Lo paradójico:

La gente se queja de las deficiencias en el ramo de la salud y de la inseguridad que prevalece en gran parte del territorio nacional y siguen votando por MORENA.

El despachador de gasolina me pregunta de cual quiero y al contestarle que de la que vale diez pesos el litro, me barre con la mirada al pensar que estoy desquiciado.

Rápidamente le aclaro que es el precio que dijo el presidente Andrés Manuel que costaría la gasolina y encoge los hombros y comienza con surtirme mis quinientos pesos.

Me atrevo a preguntarle.

¿Ya no roban las bombas?

Y la respuesta es una sonrisa cargada de ironía.

La propina se ha vuelto obligatoria.

Se la ganan con los servicios que ofrecen y comentan que son el complemento del salario para poder sostener la familia.

Pero siguen firmes con votar por Andrés Manuel.

Así llaman a MORENA.

Y les doy la razón.

Algunas familias reciben diez o quince mil pesos mensuales por las pensiones de sesenta y cinco y más y le suman la lana de las becas de los hijos.

MORENA reparte dinero.

Habla de grandes hospitales y atención del primer mundo, pero la realidad es que estamos en los peores momentos en el ramo de salud.

Nos presentan decomisos de armamentos, pero no publican las series de los fusiles y pistolas que exhiben.

Soy mal pensado.

Creo que pasean las mismas armas por toda la república.

Espero estar equivocado y que hay grandes avances en el combate a la delincuencia organizada.

Pero la nota roja de mi querido Culiacán, me presenta enfrentamientos de las bandas y de las fuerzas armadas en contra de ellos y se riega mucha sangre.

No sabemos cuantos soldados y marinos mueren por mes.

Tampoco cuantos son abatidos de la Guardia nacional.

Me entero que no paran las balaceras.

Que los muertos se cuentan por docenas.

¿Y?

“Pues Y”

Estaré alejado de mi computadora bastante tiempo.

Vacaciones largas, pero económicas.

No voy a Japón.

Tampoco llego a hoteles de súper lujo.

De media, rozando la alta.

Daré notas cortas a través de mi celular.

Hasta mañana.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.

 

J. Humberto Cossío R.

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