Siguen las ejecuciones.
Siguen los robos de vehículos.
Siguen matando policías.
Siguen cerrando negocios.
Siguen aumentando el número de desempleados.
Siguen los restaurantes cerrando a las cinco o seis de la tarde.
Siguen los agarres entre Chapitos y Mayitos.
Siguen nuestros temores.
Olvídense que me resigne a ser rehén de estas guerras.
Siguen mis oraciones para que se acaben
Siguen sin dar resultados los comando que nos manda Omar García Harfuch.
Siguen valiendo madre nuestras autoridades.
Siguen muriendo amigos de toda la vida.
Siguen las presas sin llenarse.
Siguen los productores manifestando sus inconformidades, aunque sospechosamente escogen los periodos vacacionales para hacer sus barullos de tomas de edificios públicos.
Siguen aumentando nuestros miedos de convertirnos en victimas colaterales.
Siguen los tres ríos que cruzan Culiacán.
Siguen los asombros por los movimientos telúricos que nos hicieron salir en ropa de cama a las calles de nuestras barriadas.
Siguen aumentando exponencialmente los precios de las mercancías en todas las grandes tiendas de servicios.
Siguen las dificultades para completar el gasto del hogar.
Siguen las altas tarifas de la Comisión Federal de Electricidad.
Siguen las mismas babosadas de Andrés Manuel desgarrando nuestras vidas.
Siguen sin esclarecerse los hechos del Mayo Zambada y Héctor Melesio Cuén Ojeda.
Siguen las intenciones de hacer pedazos a Gerardo Vargas Landeros.
Siguen llegando Fuerzas Especiales del ejército mexicano.
Siguen las calles solas por las mañanas, al estar de vacaciones en las escuelas.
Siguen las intenciones de recuperar el estadio de Los Dorados y de nuevo tener el equipo que estuvo en primera División.
Siguen los planes para seguir siendo plaza muy importante de la Liga Mexicana del Pacífico.
Siguen las borracheras caseras.
Siguen las crudas por esa causa.
Sigue todo y sigue nada.
Siguen mis tonteras apareciendo día con día.
Sigue, sigue y sigue.
Hasta mañana.
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