Muy triste estoy al ver a los lambiscones de Rubén Rocha Moya que denigran a la UAS.
Ya es “normal”, porque perdieron por completo la vergüenza.
En la reunión del viernes pasado en Derechos Humanos, el director jurídico uaseño Alfonso Carlos Ontiveros Salas se indignó mucho por mi referencia al gobernador asesino.
No se pueden permitir esas difamaciones, dijo muy molesto.
Recuerdo su respuesta de que “yo no vengo representando a la UAS”, que consideré una mentira.
Pensándolo mejor, no puedo dejar pasar que en realidad confesó que iba en representación de su verdadero patrón el gobernador de Sinaloa.
Por eso y por otras razones le dije en su cara que es un desvergonzado y un cínico.
Con qué cara proclama defender a la UAS alguien que demandó legalmente a la institución.
Ontiveros tiene un pasado muy oscuro, que el colega Goyo310 refirió ejemplarmente en una de sus columnas.
Les comparto parte de la misma, con un inicio que nos ilustra: “el regreso de Ontiveros es un insulto para todos los universitarios que aspiran a una administración basada en la ética y la transparencia”.
Claro como acostumbra, nuestro amigo Gregorio García Vázquez.
Wilfrido Ibarra es otro miserable que se la pasa atacando a otros, y que se tira al suelo llorando que no se vale, cuando él es el señalado.
Esa basura de ser humano dice que lo suyo no son ataques, sino verdades, y las de enfrente son puras mentiras y perversidades.
Los arrodillamientos ante el chacal de Batequitas pasaron de ser escasos y personales, a masivos e institucionales.
La protección a las agresiones de Punto Universitario contra quienes opinamos diferente es también un cobijo a quienes desde ese programa elogian sin descanso a Rocha Moya.
Con la maroma de que antes estuvieron “equivocados”, y que ahora que “corrigieron” para convertirse en aplaudidores de Rocha… se los debemos de reconocer y aplaudir.
¡Hágame usted el recavor fabrón!
No podemos permitir y menos solapar una Universidad Autónoma de Sinaloa tremendamente lambiscona a quien todos sabemos es responsable del asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda.
Pisotean la memoria del maestro, al extremo de santificar al narco gobernador de Sinaloa.
Se convirtieron en cómplices del asesino, con el mayor de los descaros.
Ahora son morenistas enmascarados, con su dignidad en el excusado.
La exigencia de un guion por escrito para revisarlo y decidir si nos conceden derecho de réplica, se asemeja tremendamente a lo denunciado por la diputada priísta Paola Gárate contra el congreso local.
Los diputados deben solicitar formalmente el uso de la palabra en el pleno, informando el tema.
Y les niegan al legislador el uso de la tribuna, nomás porque se les pega la gana.
Una clara burla contra la constitución… ¡igualito a lo que pretende el infame Ontiveros Salas!
Una universidad que censura y que violenta la libertad de expresión y el derecho a la información.
Admito que me pone muy triste tener que pelear en contra de la UAS por un derecho que constitucionalmente me asiste.
Para nada es un asunto personal como algunos aplaudidores uaseños pretenden, sino algo de gran relevancia porque tiene que ver con derechos humanos universales.
Deseo, como debe ser, una universidad regida por la legalidad, por la verdad y por la justicia.
La Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Sinaloa sabe perfectamente que la UAS se burla de la constitución, y debe asumirse en el rol que le corresponde.
Estamos muy jodidos precisamente por tantas complicidades y valemadrismos ante las ilegalidades y los abusos de poder.
Y en esto parece estar metido con todo don Rubén, el súper héroe bien honesto y difamado por el pueblo según los arrodillados uaseños.
Muy fuertes son las críticas en redes sociales contra Radio UAS, por universitarios y ciudadanos en general.
Le han cambiado a esa emisora el nombre por el de “Radio Rocha”, por sus infames complicidades.
Espero que el rector Jesús Madueña Molina deje de ser omiso, y que se decida a poner orden; que prefiera un “mal arreglo”, en lugar de un buen pleito.
De mi parte, si es necesario acudiré ante instancias nacionales e internacionales.
Y no son chantajes, como acusa el nefasto Ontiveros Salas.
Es el uso legítimo de mi derecho a luchar por lo que considero justo y correcto.
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