Triste realidad con los narcos que una y otra vez se burlan del Batman y la Batichica.
Omar García Harfuch no se cansa de hacer el ridículo, junto con Claudia Sheinbaum Pardo.
Hasta parece que los criminales lo hacen a propósito.
Cada vez que en las mañaneras presumen los “logros” y aseguran que vamos muy bien… bolas.
Nadie detiene la violencia y el terror, con montones de muertos y delitos a lo largo y ancho del país.
Los números falsos y las manipulaciones de las estadísticas terminan en ese excusado morenista cada vez más lleno de mentiras.
En Sinaloa los dramas son interminables.
No hay día sin asesinados o desaparecidos, no pocos de ellos inocentes.
Pero igual que la Batichica y el Batman, el guasón de Batequitas festeja sin parar que vivimos en paz.
Con el propio gobierno señalando que Culiacán es la segunda ciudad donde los habitantes se sienten más inseguros, en todo el país.
Tenemos que decirlo una y otra vez, porque nuestros narco políticos no se cansan de simular y mentir.
La sociedad no debemos ser indiferentes ante las ilegalidades, los abusos de poder y los engaños del gobierno.
A eso le apuestan, a que nos resignemos y callemos.
Por eso en Altoparlante seguiremos poniendo nuestro granito de arena frente a esas narrativas de un país maravilloso que no existe más que en las cabezas de los chairos.
La pregunta obligada es cuántos muertos más necesita el gobierno para realmente hacer algo.
Los discursos no han servido más que para seguir simulando las complicidades con el crimen organizado.
Muchas veces nos han presumido que “en los próximos días” se actúa contra los que armaron los montajes para proteger a los asesinos de Héctor Melesio Cuén Ojeda.
Mañana se cumplen nueve meses, y las burlas continúan.
Puras hipocresías de la narco presirvienta y de todo morena.
Y lo que les encanta presumir que no roban, no mienten y no traicionan.
IMBAÑABLE Y TARADO, FERNÁNDEZ NOROÑA
Son interminables los dilemas de ponernos a reír o a llorar, y lo vemos de nuevo con el imbañable Gerardo Fernández Noroña.
Tras la taradez de reconocer públicamente que se les colaron perfiles cuestionables como candidatos en la elección judicial, los vanos intentos de pretender que es normal y que no pasa nada grave.
Ahora resulta que exageramos quienes nos atrevemos a criticar que algunos aspirantes a ser jueces, magistrados o ministros trabajan para los narcos.
Aseguran que no hubo mala fe, y el chiste se cuenta solo.
Son puros ánimos de estar fregando a quienes quieren rescatar al poder judicial, dicen esa bola de hipócritas.
La verdad inocultable de la putrefacción de cuarta destruyendo a un poder que debe ser independiente.
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