Encontraron la manera de deshacerse de Liliana Cárdenas y la mandaron al PRI estatal.
Me dicen que con su presencia levantará exponencialmente la votación en favor del partido al que le he sido fiel por muchos años.
Su más reciente aparición política fue cuando quiso volver a ser presidente municipal contendiendo en contra de Armando Camacho.
Su lema de campaña muy ilustrativo.
“VAMOS POR MÁS”
La ciudadanía le creyó a pie juntillas.
Camacho obtuvo un total de 23,151 votos.
Morena le dio 19,169 y el PAS 3485.
Liliana recolectó 7399 votos.
5632 fueron del PRI, 491 del PRD y 1015 del PAN.
La diferencia entre Camacho y Liliana 15,752 sufragios y es lo que mandan para levantar los ánimos partidistas.
Son muy malos los de la región del Évora.
De perdida muy bromistas y hacen gala del humor negro.
“VAMOS POR MÁS” esconde una historia que corrió como reguero de pólvora en la ciudad de Guamúchil y luego regionalmente.
Cierto o falso, pero ahí les va.
“Le robaron a Liliana 40 millones de pesos que tenía escondidos entre las paredes de su casa”.
La gente lo dio por cierto y a sus espaldas soltaban la carcajada cuando salía a relucir la historia.
Hasta cantaban:
“Quién se lo robó, no sabría decirlo”
Y de nuevo compite con el famoso lema de “VAMOS POR MÁS”.
Madre santa, exclamaron los votantes, y llenaron las urnas con los sufragios para Armando Camacho.
Liliana Cárdenas ocupa la Secretaría del PRI estatal.
Su llegada fue celebrada con luces nocturnales y fanfarrias.
Al unísono exclamamos:
Eso es todo compañeros y alzamos nuestras copas para brindar por cualquier cosa y así mitigar la pena del naufragio.
El día de ayer la tuve por un lado desayunando.
Quizá vinieron a recibir cachata del presidente municipal de Navolato.
Al parecer también estuvo el presidente estatal del PRI.
No los quise saludar por razones muy obvias.
No tiene caso saludar a los que huelen a muerto.
No incluyo al presidente de Navolato que les ganó la elección a sus contras morenistas.
Vuelvo a insistir.
Son muy malos los priistas de Salvador Alvarado.
Nos mandan quién nos entierre.
Y por allá sueltan la carcajada.
Hasta mañana.
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