Sin duda alguna, AMLO es el principal narco político de México y es virtualmente un prófugo de la justicia, escondido quién sabe dónde.
Nada de que está retirado de la política.
Vive oculto porque el gobierno de los Estados Unidos tiene muchas pruebas en su contra.
Lo sabe muy bien la presidenta Claudia Sheinbaum, y tiembla junto con el tabasqueño porque ella va en el paquete de las protecciones oficiales al crimen organizado.
Por eso está completamente de rodillas ante Donald Trump, en espera de tenerlo contento y que la lumbre no los queme a ninguno de los dos.
Lo que Trump diga, eso se hace.
Tiene perfectamente domesticada a Claudia Sheinbaum.
Está visto que en cuanto el estadounidense dice rana, la mexicana brinca.
Y la doña a veces salta sin que el míster abra la boca.
Los hechos están a la vista de todos, por más que nos presuman que somos un país soberano que puede colaborar pero nunca se doblega.
Doña Claudia permitió aviones y buques de guerra gringos en territorio nacional.
Autorizó la visita de especialistas para “adiestrar” a nuestros militares, marinos y demás.
La muy sorpresiva extradición de 29 presos por delitos del narcotráfico de alto perfil, algunos de los que “cantarán” en venganza porque el gobierno no cumplió su promesa de protegerlos.
Los arrodillamientos del gobierno todavía no terminan y falta ver hasta dónde llegarán las maromas de la narco presirvienta en busca de proteger a su papi Andrés Manuel López Obrador.
Con la certeza de que si míster Trump se pone necio, no habrá modo de detenerlo.
Un sacrificio que según pasó de imposible a acordado es el de entregarles a Rubén Rocha Moya.
Con el riesgo de que el presidente norteamericano pida más cabezas.
Cuántas veces se nos llamó traidores a quienes manifestamos nuestras esperanzas de que Estados Unidos haga algo contra nuestros narco políticos.
La realidad nos da la razón, sobradamente.
Porque Trump ordena y a veces simplemente porque Sheinbaum quiere quedar bien con él, vemos acciones hasta hace poco impensables.
La verdad y la justicia se asoman, sin que las tengamos por completo.
Precisemos que los delitos cometidos por López Obrador y Rocha Moya no son únicamente contra los estadounidenses.
Ambos debieran estar en la cárcel por muchos crímenes cometidos contra el pueblo de México.
No sólo sus raterías sino también sus asesinatos.
Son corresponsables de muchas muertes y desapariciones.
El gobernador incluso es asesino directo, por lo menos intelectual, del maestro Héctor Melesio Cuén.
Lo hemos dicho muchas veces, y hay que repetirlo sin descanso.
Que no se nos olvide que son rufianes de lo peor, lo mismo que su cómplice Claudia Sheinbaum.
Esperemos que Trump no se conforme con las dobladas de la presidenta y que le exija más, porque ante todo el mundo ya es verdad irrefutable que México está gobernado por los carteles.
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