Sin ánimo de salir, sin fuerzas para incorporarse y viendo todo de un color grisáceo que no debe aparecer en los ojos.
No quiero caer en esa situación, pero los miedos me vencen y me encierro a piedra y lodo en la relativa seguridad del hogar.
Mi despertador biológico me obliga a despertar a las seis treinta de la mañana.
Les mando mi comentario y procedo a contestar los saludos que me son enviados a través de mi celular.
Espero que lleguen las 7.40 y raudo y veloz me dirijo a reunirme con mis amigos en La Finca de Cosalá.
El café es lo primero que llega a mi garganta y luego decidimos si hay pedido de desayuno.
Por algunas horas nos olvidamos de lo que sucede en nuestro entorno y llega el momento de retornar a casa.
Culiacán es la ciudad donde nací y en otro tiempo había decidido que mis restos fueran llevados a Los Mochis.
Cambié de opinión y no quiero sepultura.
Es más fácil esparcir las cenizas al viento.
Pero quiero gozar a plenitud la cuerda que me quede.
Paso a paso me encamino a los ochenta.
Le piso los talones al Chuquiqui Hernández y le admiro su entusiasmo por seguir galopando por caminos y veredas.
Si sueño dorado ser Gobernador de Sinaloa.
Se le atravesó Jesús Aguilar Padilla y perdió la carrera.
La página no puede ser devuelta y jamás sabremos lo que hubiera sido de Sinaloa en sus manos.
Siempre fiel a Don Juan S. Millán.
Con mis recuerdos ya se me quitó la muina.
Una sola vez se vive y lo demás quien sabe.
Mañana me levantaré contento.
Brindaré con mi taza de café en lo alto por la belleza de todos los momentos que mi Dios me ha permitido gozar o sufrir.
Quiero a Culiacán en paz.
Me hace falta la vagancia nocturna.
Rechazo que los músicos salgan a la calle a pedir limosna por falta de clientela.
No es el Culiacán de mis ayeres.
Pero aquí vivimos y debemos amarlo.
Algo se tiene que reinventar para volver a la normalidad.
Somos más que Chapitos y Mayos.
La ciudadanía está cansada de ser rehén de la delincuencia.
La depresión es pecado mortal.
Queremos libertad y seguridad para gozar de nuestras familias.
Que nos devuelvan Culiacán.
Hasta mañana.
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