Ya que andamos en confesiones, admitamos que nos da gusto el creciente clamor de Donald Trump jódete al cacas.
En realidad son dos los hashtags que ayer aparecían como tendencias, el de #TrumpJodeteAlCacas y #TrumpJodeteAClaudia.
Tienen que ver, obvio, con la declaración de los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, y con la complicidad a favor de los narcos por parte de nuestros gobiernos.
Tras los anuncios del presidente de los Estados Unidos se observa una nueva división nacional.
Por un lado los mexicanos que deseamos que vengan y encarcelen a nuestros narco políticos, y que comencemos a reconstruir el país.
Por el otro los “nacionalistas” y “patriotas” que exigen que sigamos confiando en esos que protegen a los corruptos y a los mafiosos.
El gobierno y sus lambiscones encabezan una campaña contra los “traidores a la patria” que apoyan las acciones de Trump.
Los cinismos y las desvergüenzas oficiales son descomunales.
Claman porque las cosas continúen como hasta ahora.
Mantener y hasta aumentar los abrazos al crimen organizado mientras el pueblo recibe los balazos.
Que el morenismo y los narcos sigan cogobernando el país.
No aceptan que los criminales pusieron a López Obrador y a Claudia Sheinbaum.
Tampoco se admite que los malos controlan numerosas gubernaturas y alcaldías.
Que legisladores de la putrefacción de cuarta y funcionarios de los tres niveles de gobierno sirven a los narcos.
Esos que desde el gobierno pisotean nuestras vidas y nuestras leyes, protestando porque Trump está violando nuestros derechos humanos.
Así de ridículos, sin llenadera.
Los otros datos de siempre, con la manipulación de la narrativa nacional.
Pero por más que repitan sus mentiras, todo mundo sabe la verdad.
Hasta los mismos chairos, aunque lo nieguen.
En México mandan los criminales, y Claudia Sheinbaum les obedece.
Y, claro, no podían faltar las declaraciones estúpidas como la de la senadora sinaloense Imelda Castro, de que ninguna culpa tiene el gobierno por la violencia que sufrimos.
Un día son pinochos y otros son chimoltrufios, y ni tantita pena les da.
Muy claro nos queda que son ellos, los morenistas, los verdaderos traidores a la patria.
Hay que ver, por ejemplo, cómo la presirvienta protege al narco gobernador de Sinaloa.
No hay verdad ni justicia, porque si el delincuente es morenista termina libre de culpa y de pecado.
Esperamos que Donald Trump se joda al cacas y a la narco presirvienta.
En nuestro país no veremos que suceda, mientras gobierne la putrefacción de cuarta.
Así entonces, pueden seguir bramando contra quienes deseamos que la ley se respete y se haga respetar.
Anhelamos que Rubén Rocha Moya sea procesado por los muchos delitos cometidos.
Asesinó a Héctor Melesio Cuén Ojeda, y debe ser castigado.
Que los cercanos al maestro prefieran seguir siendo cómplices, es su desvergüenza.
Muchos sinaloenses queremos verdad y justicia, y sólo lo veremos si desde Estados Unidos se deciden a intervenir contra nuestros corruptos.
Así la nueva división, de los que queremos justicia y los que pretenden seguir solapando asesinos.
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