Fue Senador de la República y Secretario de la Defensa Nacional en los años de 1970 a 1976 siendo presidente Don Luís Echeverría Álvarez.
Un General de muchos tanates y a quién se considera el verdadero responsable de la muerte de varios cientos de insurgentes de aquellos tiempos.
Nació un 12 de abril de 1902 y murió el 17 de mayo de 1977 en plena campaña por la gubernatura de Baja California.
Un día llegó al aeropuerto de Tijuana y los reporteros de todos los medios de comunicación, le preguntaron sobre si era cierto que quería ser nominado como candidato al gobierno del Estado. Mi general les respondió de manera tajante, no aspiro a ser candidato , yo seré el próximo gobernador y con esos guevotes les dejó chillando el trompo.
Como dijo el General, fue nominado como candidato y se lanzó a cubrir una campaña de la cual no estaba conforme el presidente José López Portillo.
Pero las cosas marchaban viento en popa, cuando de pronto la ciudadanía se enteró que el candidato del PRI había sido internado por algún malestar y luego la impactante noticia de su fallecimiento.
Muy misteriosa y que dejó colgados a varios seguidores que traían amenazados a todos los que no le echaran billetes al saco de la candidatura.
Uno de ellos, recuerdo, que era dueño de un restaurante de Tijuana, lo obligó a colgar en el negocio una foto donde lucía abrazado de mi General Cuenca, pero al fallecer mi general quiso recoger la foto y lo mandaron por un tubo, y así estuvo colgado por todo el sexenio del que suplió en la candidatura a Cuenca Díaz.
De que murió Cuenca Díaz es lo que los baja californianos se preguntaron por muchos años.
Uno de ellos fue más practico en su respuesta.
“El General José Hermenegildo Cuenca Díaz murió porqué dejó de respirar y con eso dio por concluido el tema”
Por eso dicen que es muy peligroso atravesar el carro al presidente de la República.
Es mucho el poder que se tiene en ese cargo.
Cualquiera, gustosamente cumple una encomienda que le sea dada desde esas alturas de la política nacional.
Mi general Cuenca tenía los guevos muy gordos.
Pero el presidente de México tenía a sus órdenes a quienes se los desinflaron y lo mandaron a dormir el sueño eterno.
Misteriosa muerte.
Pero todo mundo señalaba al presidente de México.
Otro que se levantó en contra de las ordenes presidenciales fue Carlos Alberto Madrazo y le tumbaron el avión donde viajaba a Monterrey.
Se llevó entre las patas al Pelón Osuna que fue uno de los grandes tenistas que ha tenido nuestro País.
Madrazo y Cuenca Díaz fueron asesinados por la misma causa.
El Pelón Osuna no supo de qué se trataba.
Pongan los pies sobre el suelo.
Combatir al poder no es nada fácil.
Así lo marca la historia.
Hasta mañana.
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