La sana distancia

Me alejé 1756 kilómetros de Culiacán para gozar cuatro o cinco noches de la tranquilidad que nos han robado los Chapitos y los Mayos.

Respiré tranquilo esos días.

Ya estoy de vuelta y a seguir persignándonos cada vez que abandonamos la relativa

tranquilidad del hogar.

Muy caro me salió el descanso, pero valió la pena.

De nuevo oxigené el cerebro y mi pulso marchó a ritmos de la normalidad.

¿Eres de Sinaloa me preguntaban?

Luego el interrogatorio de la violencia y la expresión de como podíamos vivir bajo el terror que imponen los delincuentes.

Todos están muy enterados de lo que ocurre en Sinaloa y en especial en Culiacán.

Muy pegados a las redes noticiosas, pero que mejor que un sinaloense les diera los pormenores de los pleitos de chapitos y mayos.

Me encontré con otros que huían de lo mismo.

Ufff y recontra ufff.

Un mazatleco radicado por donde yo andaba, me comentó que pensaba volver a su tierra pero que había desistido para no poner en peligro a su familia.

Que tristeza que nuestro Estado se encuentre marcado por el sello de la delincuencia organizada y el narcotráfico.

Estamos peor que en el primer culiacanazo.

El comercio quebrado.

Los centros de recreación nocturnos cerrados.

Varios restaurantes operando tres días a la semana y con pérdidas.

Otros de plano no aguantaron y bajaron las cortinas.

Los llamados punteros saqueando tiendas a la hora en que se les pegue la gana y no hay quién les ponga rienda.

Poncha llantas en varias avenidas que son tiradas por el mero gusto de causar daño a la población.

Balaceras nocturnas en varios puntos de Culiacán.

Los hoteles de Mazatlán lucen desiertos.

Los políticos no viajan por carreteras.

Saben que pueden ser bajados de sus unidades y prefieren mandar mensajes a sus iguales de otros municipios.

Cadáveres tirados por doquier.

Muy frecuentes enfrentamientos y cada día se acercan más al corazón de los pueblos y ciudades.

Las pendejadas de abrazos y no balazos que implantó Andrés Manuel López Obrados transformó al País en inmenso panteón.

La titular de la presidencia de la República sigue sin saber qué hacer y el Secretario García Harfuch tampoco.

Ellos son el horcón del medio ciudadano y al parecer están invadidos de termitas y a punto del derrumbe.

Culiacán en permanente caos.

Hasta cuándo, es la pregunta.

La respuesta no flota en el aire.

Hasta mañana.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.

 

J. Humberto Cossío R.

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