No creo tener malos gustos y me duele en el alma cuando alguno de ellos no funciona de la manera que deseo.
A nivel local reparto mi corazón entre Tomateros y Cañeros, habida cuenta que nací en Culiacán y mi vida profesional la desarrollé en la bellísima ciudad de Los Mochis.
Es cosa que nadie puede criticarme.
He seguido a los Yankees desde muy joven y jamás he cambiado de gustos beisboleros.
La llegada de Fernando Valenzuela al beisbol de grandes ligas me hizo seguir sus grandes hazañas y gocé como nunca con sus logros.
Un fenómeno deportivo que no creo que vuelva a repetirse.
El estado de salud de Fernando es crítico y la familia no permite intromisiones de ninguna especie.
Rogamos por su recuperación.
Que puedo decir del Real Madrid que no se conozca.
Un gran equipo de futbol de España que siempre pelea por los títulos de su liga y en las competencias internacionales es lo máximo.
Soy también seguidor de Cristiano Ronaldo y admiro por supuesto las proezas del argentino Messi.
Pero Ronaldo es un atleta más completo.
Los dos jugadores son excelente administradores de lo que han ganado y seguirán ganando hasta su retiro.
Un par de ases del futbol internacional.
Nadie como ellos en la actualidad.
Soy seguidor de las Águilas del América y nada ni nadie me hará cambiar en las preferencias de nuestro futbol nacional.
Las Chivas del Guadalajara no cuentan en mi libreta.
Vamos por lo escabroso:
Agustín de Valdés me hizo vibrar con sus transmisiones apasionadas del beisbol de la costa del pacifico y luego con la liga del noroeste.
Es el tiempo en que viví en el Culiacán de aquellos años.
La ciudad de los Mochis fue mi maravilloso hogar desde el año de 1967,hasta que regresé a Culiacán en 1992, para incorporarme a la campaña del Ing. Renato Vega Alvarado por la gubernatura de Sinaloa.
Por tres años tuve mi butaca en el estadio Emilio Ibarra y me convertí en fanático de Los Cañeros.
Pero, y ahí está el pero, jamás me olvidé de Culiacán y sus tomateros.
Cuando Culiacán visitaba Los Mochis, prefería no asistir a los encuentros y de esa manera evitaba el conflicto de sentimientos.
Ya no soy asistente a los estadios.
Y menos en estos tiempos de Chapos y Mayos.
Encerrado en casa y escuchando la radio, me siento más confortable y seguro de mi
humanidad.
Hasta mañana.
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