Mi querido Culiacán

Ráfagas lejanas y otras que no lo son tanto, que me llenan de temor, o me producen espanto.

Me levanto muy temprano, para salir a las siete, ya no tengo obligaciones, que llamamos laborales, acudo a tomar café, en compañía de mis pares.

Somos los observadores y con tiempo suficiente, testigos de calidad, de lo que sufre la gente.

Hace ya, varias semanas, que tenemos la ciudad, con calles semi desiertas, y no hay duda de la causa, el tronar de metralletas, que al más pintado lo inhibe, de caminar por banquetas.

Debo advertirles señores, Culiacán tiene su horario, pueden salir a la calle, sin calambres o desmayos, en los tiempos que han fijado, los Chapitos o los Mayos.

Silencio en la noche, ya todo está en calma, el musculo duerme, la pasión descansa.

Bellísima estrofa,  que en Culiacán no aplica, y por el contrario, de sangre salpica.

Mi queridísima ciudad, en lo que te han convertido, los que tienen el poder y luchan por el dominio.

En la ciudad capital, de este México tan nuestro, hasta hoy residirá, en Palacio Nacional, el responsable directo, del desmadre en Culiacán.

Hasta mañana.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.

 

J. Humberto Cossío R.

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