La belleza de una mariposa

Caí en cuenta de que hace bastante tiempo no aprecio su pausado vuelo y sus llegadas a las flores de los árboles cercanos a casa.

Me pregunto con preocupación:

¿Cuántas cosas más desaparecerán de mi vista en el tiempo que Dios me quiera conceder de vida?

Debo ser más cuidadoso y perceptivo con el presente y lo que venga de este futuro incierto de la cuarta transformación.

No puedo arruinar con miedos mi existencia y debo mostrarme positivo y listo para tratar de enfrentar lo que parece avalancha de terror, encarnada por esos entes que forman parte del ejercito del Atila de Palacio Nacional.

Donde pisan, no crece la hierba, y destrozan los oídos con su galope desenfrenado y cargado de infinita crueldad.

Vamos mariposa, aparece frente a mis ojos y llena mi corazón de júbilo al saber que todavía existes y por supuesto que existo.

Tú puedes ser capaz de elevar mi espíritu y atemperar la angustia de saberme atrapado, en un mundo que de ninguna manera imaginé en los peores sueños que recuerde haber tenido.

Devuélveme la fe mariposa.

Muéstrame el camino para encontrar los colores de tus flores favoritas y tomar de sus pistilos un poco de su dulce sabor.

Quiero saber que existe la esperanza.

No puedo irme del mundo con pensamientos borrados y con frustraciones de no haber intentado cambiar lo negro por el verde esperanza.

Condúceme al edén bellísima mariposa.

El hacer camino al andar, es solo una bella frase, si permitimos que detrás de nosotros caminen otros destruyendo nuestra senda y amenazando con otro camino de infernal trazo.

Levanta el vuelo mariposa y obliga a mis ojos a mirar a lo alto.

Quiero que la fe, esperanza y caridad arropen mi espíritu.

Deseo que México no pierda su grandeza.

Vamos mariposa, reposa en mis manos por un momento para llenarme de la emoción de tu belleza.

No quiero vivir en el averno.

Mis rezos irán a las alturas en busca del Dios de mis ancestros.

No quiero que la desesperación me quiebre.

Necesito que mis pensamientos sigan siendo libres y no toleren cadenas que nos impidan sobrevivir al caos.

Vamos mariposa, enséñame a volar.

Dios es grande y justo.

Diseñó la belleza de las mariposas para que fijáramos la vista en ellas y aprendiéramos de su vuelo.

No me rendiré mariposa.

Hasta mañana.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.

 

J. Humberto Cossío R.

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