Me llegan chispazos emocionantes de saber que solo un pitcher ha logrado un juego perfecto en serie mundial y que jugó con mis amados Yankees de New York.
Don Larsen era su nombre y en 1956 logró la hazaña.
Me gusta recordar que Hank Aaron llevaba el numero 44 en su uniforme cuando pegó su cuadrangular 715 y que el pitcher era Al Dowing y también tenía el número 44.
Me gusta leer que Walter Jonhson tenía una recta que cuando estaba nublado no había quién la tocara en el beisbol de ligas mayores.
Jugó con los Senadores de Washington.
Otros dicen, que Bob Feller es lo máximo de velocista de todos los tiempos.
Estuve presente y vi lanzar al cubano Aroldis Chapman en San Diego y sus rectas llegaban a las 104 millas.
Fernando Valenzuela me emocionó a más no poder con sus juegos cardíacos, donde embasaba a tres sin out y los tres siguientes recibían su chocolate para cerrar la entrada y ganar el juego.
Conocí el estadio de los Dodgers y estuve presente en un homenaje que le hicieron al zurdo de Sonora.
LUEGO LLEGA LO FEO
Sentir que estoy viviendo en un País donde se han olvidado de la pluralidad de ideas y que se amenaza a los que piensan diferente.
No es lo que quiero, por el contrario, por muchos años tuve el sueño de que llegaran al gobierno individuos con ideas diferentes que enriquecieran la vida social y que nos llenaran de paz y tranquilidad.
Dos panistas y un morenista en corto tiempo.
Fox y Calderón nos sirvieron para medir lo que significa la alternancia en el poder.
Luego llega Enrique Peña Nieto y se ratifica el concepto de la alternancia.
CUADRANGULAR CON CASA
LLENA.
En el 2018 nos dispusimos a experimentar el gobierno de la izquierda mexicana y consideramos que era saludable que así sucediera.
Ah caray, jamás imaginamos que Andrés Manuel fuera tan duro en sus procederes y que nos hiciera sentir temor y coraje.
En sus manos porta un bat 52 y garrotea sin piedad a los que considera son sus enemigos y por tanto, también de México.
Nadie le puede llamar la atención.
Es hombre de machete y nuestras cabezas son el coco.
DE NUEVO EL DEPORTE
Me llenaba de júbilo cuando Mantequilla Nápoles les daba catedra a sus oponentes y los noqueaba a la hora que en que le venía en gana.
Brinqué de mi asiento, al ser testigo frente al televisor, del triunfo de Julio Cesar Chávez sobre Taylor en los últimos segundos del combate.
NO SEA MALO PRESIDENTE
Considérenos sus cuates y haga que la fiesta sea tranquila.
No queremos sobresaltos.
Necesitamos vivir en paz.
No queremos caer noqueados al recibir el trancazo de su bat 52.
Un abrazo fraterno.
Nada cuesta, Sr. presidente.
Hasta mañana.