Significa para el presidente de México lo peor que tenga que soportar al final de su sexenio.
Es la inmensa muestra de repudio que un pueblo cansado de sus gobernantes manifieste a los ojos del mundo.
Andrés Manuel se pasea por todos los rincones de palacio nacional con la sangre haciéndole burbujas en sus venas y el rostro amarillo por la bilis que se derrama por todo su cuerpo.
No estamos lejos de la verdad, si decimos que se considera un ser de naturaleza distinta a sus gobernados. Su mente se ha llenado de reflectores fundidos que le producen dolorosas punzadas y delirantes ideas.
Su jugada es tener el zócalo de la ciudad de México invadido por los maestros más peligrosos de la nación.
En sus luchas, la violencia contra todo es lo que predomina y fueron convocados por Andrés Manuel para que se apoderaran del lugar escogido por la marea rosa ciudadana para el cierre de campaña de Xóchitl Gálvez.
El pretexto ideal para su permanencia es el aumento a sus percepciones y no aceptan lo que le ofrece el gobierno.
La Coordinadora de los Trabajadores al Servicio de la Educación es un ejercito entrenado para la destrucción, y ha sido llamado por el tabasqueño para que le invadan el Zócalo y le metan miedo a los coordinadores del evento del próximo domingo.
Recordemos que la marea rosa suma a cientos de miles de ciudadanos que consideran necesario hacerle saber públicamente su derecho a disentir al que pretende ser el moderno Juárez.
Son mexicanos que votarán en contra de la imposición de Claudia Sheinbaum, buscando la destrucción del proyecto presidencial.
El mundo está pendiente de esta marea rosa.
Andrés Manuel se hace invadir el zócalo para infundir el temor de los convocados al primer cierre de campaña de Xóchitl.
Escogió muy bien a sus porros.
Es la violencia al servicio del Estado.
Encomiendo a Dios y todos los santos, a la inmensa multitud que formará ese color rosado que significa la unidad ciudadana en contra del autoritarismo y la imposición.
Los corresponsales de los medios de información internacionales se harán presentes para constatar el número de asistentes.
Los soldados de la violencia tienen campamento en la plaza de armas de la ciudad de México.
Son el mensaje que envía nuestro “Benito Juárez” a los opositores y es una advertencia para que no asistan.
La anterior concentración fue una verdadera fiesta de cientos de miles vestidos de color de rosa frente a palacio nacional.
Andrés Manuel es hombre enfermo de poder.
Sus porros siguen en el zócalo y amenazan con estar ahí por tiempo indefinido.
El domingo sabremos la historia.
Cruzo los dedos para que se larguen del zócalo las hordas al servicio de Andrés Manuel.
Hasta el lunes.
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