El ministro Saldívar

Lelo de Larrea es su apellido completo.

Arturo Fernando sus dos nombres.

Ingresó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación el primero de diciembre del 2009 y renunció en el año 2023.

Forma parte del proyecto de Claudia Sheinbaum.

De brillante jurisconsulto a enlodado vocero de la candidata del establo del presidente de México.

Lo podrán cubrir con oro y lo sucio de la tierra con agua lo manchará sin que nadie pueda evitarlo.

Todo un caso de la jurisprudencia mexicana.

El que lo descobijó se llama Andrés Manuel López Obrador, al decir en las mañaneras, que Zaldívar era un hombre muy tratable, al que se le podía hablar acerca de asuntos de los jueces incomodos para la presidencia.

Es la primera daga que se le notó en su humanidad.

El pecho de Andrés Manuel no es bodega de nadie.

Causa repulsión el exministro y su trayectoria es ahora cubierta por la sombra de la corrupción durante su tiempo de presidente de la Corte.

Todo por una chamba que semejan los treinta denarios que recibió Judas Iscariote por traicionar a Cristo.

Falta que aparezca colgado por el tormento de sus culpas.

Lo que se duda, por la coraza de su desvergüenza y su afán de seguir en lugares donde sus corruptelas lo sigan enriqueciendo.

Alega inocencia y amenaza promover un Juicio Político en contra de la ministra Piña que dio entrada a una denuncia en su contra y ordenó la investigación.

Entre más se mueva, más se hundirá en el pantano que forjó con sus indignidades que han sido aireadas en los medios de comunicación.

Andrés Manuel lo defiende a capa y espada.

Sus palabras resultan ser un cautín que quema el prestigio del que defiende.

Zaldívar Lelo de Larrea es el primer caso de corrupción que conozco en la Suprema Corte de Justicia.

No hay ministro en retiro al que le caigan rayos y centellas.

Es el primero que se pone en la picota.

Pasará a la historia como un corrupto, señalado por el mismo primer mandatario de la República al que sirvió en sus trapacerías y venganzas.

Un traje histórico que nadie le envidia.

El mismo cavó su tumba al entregarse a las huestes de Claudia Sheinbaum sin que le fuera aprobada su renuncia por el Senado.

Que asco, Arturo Fernando Zaldívar Lelo de Larrea.

Tu nombre quedará grabado en la mente de los mexicanos.

Lacayo y servil ante el presidente.

Otros también lo fueron, pero no descubiertos por el que les dictaba las órdenes.

Lo sabíamos todos y justificábamos a la Suprema Corte de Justicia.

A Zaldívar le tocó pagar por todos.

Por bruto y por corrupto.

Gracias por descobijarlo, señor presidente.

Hasta mañana.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.

 

J. Humberto Cossío R.

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