Los encuestadores me rechazan sin contemplaciones

Desde el número 6678090999 me contacta la voz de una mujer, no tengo idea si es señora o señorita, o se trata de un transgénero como el que besó Andrés Manuel y luego nos informó en sus mañaneras que había besado a un hombre vestido de mujer.

Volviendo al tema, me pidieron que contestara algunas preguntas y les dije que con mucho gusto lo haría.

Me advirtieron que se trataba de una encuesta y que calificara del uno al diez en mis respuestas.

¿Qué calificación le daría usted al desempeño del presidente municipal de Mazatlán?

“Mi respuesta fue rápida y sin titubear y que le otorgaba un seis”

Lo último que escuche fue el sonido de que me colgaron.

No es justo, me dejaron con las ganas de explayarme y no les agradó mi respuesta y groseramente me mandaron al diablo.

No me quedé con las ganas y marqué por cinco ocasiones al número de celular desde donde me contactaron y en todas apareció llamada finalizada.

Me aconsejan que me dirija a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pero me enteré que la titular quiere desaparecerla para darle gusto al presidente y transformarla en una dependencia oficial.

Por ese motivo considero que nada ganaría con mi queja.

Si me dirijo a las compañías de celulares, lo seguro es que esos números no tengan un titular real y me quedaré en el viento.

Mi pecado fue que solo me mereció un seis el presidente mazatleco.

Por ello, debo de deducir que la encuesta fue ordenada desde palacio municipal del puerto y con costo al erario.

Y juro, por dios santito, que si arrojo una piedra al viento, exactamente va a parar en la cabeza del presidente porteño.

No sean pinches y sigan preguntando.

Yo también tengo mi corazoncito y quiero ser partícipe del mitote electoral y aunque dice el gobernador que ya todo quedó planchado, de alguna manera quiero hacerme presente sin que me hagan caso.

A propósito de Mazatlán, me mandaron una foto de la cabalgata playera de los Escobar, donde estuvo Rocha Moya y que casi termina en tragedia al caer uno de los caballos entre las olas y a punto de ahogarse por la fuerte resaca que lo derribó.

Se oyen los gritos tratando de proteger al Gober y alejarlo del peligro y gracias al jinete que no se despegó del equino pudieron rescatarlo y que todo quedará en conato de tragedia.

El problema puede ser, que se montan a las bestias y no saben nada sobre ellas y desconocen los miedos que las agitadas aguas les provocan.

Eso me dijo uno de los que recibieron la foto y comentaron sobre los pavorosos acontecimientos que pudieron terminar en tragedia.

Que “inguen maye” los encuestadores.

Hasta mañana.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.

 

J. Humberto Cossío R.

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