La lana que maneja el gobierno es inmensa y contrata a las empresas que miden las intenciones de voto.
Les paga muy bien y ninguna le queda mal.
Lo sabemos los que andamos metidos en el ajo de la información electoral y no nos pueden jugar el dedo en la boca como intentan con el resto de la ciudadanía.
No conozco atrevidos que les cuenten la verdad a sus contratantes y que de nuevo gocen la miel de su clientela.
“No me chingues con eso de que estoy jodido”
Pajarracos de mal agüero no son bienvenidos a los comités de campaña. Si quieren que el dinero llegue a sus bolsillos tienen que darle gusto al candidato.
Pagar para que te peguen, o pagar para que te den noticias fúnebres, no es negocio.
Por eso están millonarios los encuestadores y las partes quedan en entera satisfacción.
Encuestar significa dinero y tiempo.
Las empresas dedicadas a esas actividades jamás invierten un centavo de su propiedad y son los candidatos ricachones, los de la sal y la pimienta sobre los filetes que ponen en el brasero para alimentar a los que emplean-
Andrés Manuel López Obrador es un producto de las huestes priistas y renunció cuando no le dieron biberón y ahora es tiempo de venganza.
En la pelea de revancha tiene comprados a los jueces, varios comentaristas, los encuestadores y nubla la voluntad de los miserables aventándoles dinero que es del erario.
Es misión muy trabajosa derrotar a sus huestes de Morena para la elección de este año, pero nada es imposible y hay una candidata muy luchona y de inconmensurable valentía y pundonor.
Xóchitl lo señala sin miedo.
“Los encuestadores están comprados y avientan cifras con el afán de servir al gobierno y desalentar a los votantes”.
Xóchitl le restriega en su cara al presidente los grandes negocios que hacen sus hijos aprovechándose de la influencia familiar.
No se tapa la boca para decirle al que habita en Palacio Nacional que si está enterado y solapa esa corrupción de sus muchachos.
No tiene pelos en la lengua la candidata opositora.
Hicieron brava a la perra y no aguantan las mordidas en el trasero.
Personalmente he recibido llamadas que me piden opinión de Claudia Sheinbaum. Al decirles que vale para pura madre esa señora de inmediato cortan la comunicación.
Si me preguntan sobre mis preferencias electorales por partido y despotrico en contra de Morena, sucede lo mismo.
Los encuestadores del gobierno quieren que formemos parte del trabajo que han de presentar al presidente de México. No le quieren salir con cuentas mochas que enfurezcan al mandamás.
Los encuestadores quieren vivir muy bien y venden excelentemente su trabajo y algunos ni siquiera hacen el intento de salir a la calle o llamar al celular.
Desde sus escritorios llenan a modo la encuesta. Muy adornada en cuadernillos especiales la ponen a los ojos del dueño del dinero.
El engaño es su especialidad.
No importa lo que digan esos pillos, nuestro deber es presentarnos a las urnas y depositar en ellas nuestra sagrada voluntad.
Hasta mañana.
Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.