Ruego a mi Dios por una sorpresa electoral

Sabemos que jugarle las contras a un desalmado de la talle de Andrés Manuel López Obrador no es cosa fácil.

El presidente de México trata por todos los medios de asegurar a costa de lo que sea el triunfo de Claudia Sheinbaum, que le representa la seguridad propia y de su familia de que no serán investigados por los inmensos actos de corrupción que afloran a la

salida del sexenio.

El presidente, su mujer, y los hijos, serían puestos bajo la lupa de un nuevo gobierno y es por eso, que la fuerza del Estado quiere triturar a Xóchitl Gálvez y pretenden apoderarse del la mayoría calificada del Congreso de la Unión.

La dictadura de Estado es la pretensión y considera que la tiene a su alcance. Por eso avienta todas las cargas del dinero público en la promoción de la muñeca que mandó al ruedo.

Claudia no es nadie y su voz apenas sobresale de los mandatos de Palacio Nacional y agacha la cabeza en espera de los tiempos.

La Sheinbaum es un monigote inventado y forjado por las manos del tabasqueño y mandada a la guerra con nutridos ejércitos, armas y municiones a destajo.

Dinero es lo que sobra para su campaña.

Los pendejos somos los que aportamos con nuestros impuestos y que el gobierno recauda y entrega al presidente para sus caprichos.

No es novedad que suceda sexenio tras sexenio, pero ninguno tan autoritario y burdo como el del dueño de la chingada.

Son sus “guevos” los que avienta encima de nosotros y no somos capaces de estrellarlos contra el pavimento y sacarlo de la lengua de la silla presidencial.

Se acabó el dinero que dejan los presidentes como reserva para los casos de grandes emergencias y se apoderó de todos los fideicomisos que tuvieran dinero contante y sonante.

Sus obras suntuarias no pueden ser auditadas por ser secretos de Estado que mediante sus decretos ha establecido este pícaro llegado de Tabasco.

Nunca esperábamos un sirvenzuenza de la talla de Andrés Manuel.

Ha dejado como niños de pecho a sus antecesores. Puede que la fortuna que se ha robado en compañía de sus familiares no se la puedan acabar en varios siglos las generaciones que surjan de su estirpe.

Maldita sea la infame decisión que tuvieron los mexicanos al darle el voto en el 2018.

Nos engañó de la manera más vil y pagaremos por ello en varios sexenios, a menos que nos armemos de valor y decidamos sacarlo de Palacio con nuestro sufragio.

Tiene comprado al ejército y a la marina, los mexicanos estamos indefensos en apariencia y ruego a nuestro señor para que nuestros cojones hagan presencia en urnas.

El Tirano se llama Andrés Manuel.

Su piltrafa electoral Claudia Sheinbaum.

Nuestro voto puede echarles a perder el baile.

Es cosa de presentarnos en urnas y darle el voto a Xóchitl Gálvez y sus compañeros senadores y Diputados que formarán el nuevo poder legislativo.

En junio será nuestra oportunidad.

No debemos desperdiciarla.

Votemos en contra de la Claudia y sus compinches.

Que no nos tiemble la mano.

Saquemos de la lengua al presidente Andrés Manuel.

Hasta mañana.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.

 

J. Humberto Cossío R.

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