=En su informe del sábado próximo pasado
=Alusión clara a Cuén y al Partido Sinaloense
=”Haber sido rector, mi mayor orgullo”, acota
=Refrenda su respaldo incondicional a la UAS
=Firme posicionamiento del Ejecutivo Estatal
Con la Universidad Autónoma de Sinaloa, sus trabajadores, sus estudiantes, sus maestros, sus técnicos, sus investigadores, no tiene problema alguno; el conflicto es con la “Universidad Partido”, que traducido al cristiano quiere decir con el PAS, que es el partido que controla a la UAS en muchas de sus aristas. Así lo dejó en claro el gobernador Rubén Rocha Moya en su informe del sábado próximo pasado, ante 20 mil personas -estimación oficial- reunidas en la explanada del edificio sede del Poder Ejecutivo Estatal.
Ese informe, precisamente, nació de la imposibilidad de llevar a cabo el encuentro entre el mandatario y los 40 diputados al congreso local, ante el bloqueo al Palacio Legislativo, el último miércoles por contingentes identificados con la UAS, ubicados, en su inmensa mayoría, como militantes del Partido Sinaloense, que tiene a Héctor Melesio Cuén Ojeda como líder indiscutible. El evento en cuestión no ha sido cancelado, en tratándose de una obligación constitucional; pero si está en pausa, en espera de la presentación de las condiciones adecuadas para su realización.
De ahí este acto del pasado fin de semana, que surgió como una alternativa práctica y real; sin embargo, no sustituye al establecido en el segundo párrafo del artículo 40 de la Constitución Política del Estado de Sinaloa, el cual necesariamente deberá realizarse de aquí al 31 de enero del año entrante. La fecha se fijará en su oportunidad.
Bajo esta circunstancia y considerados los antecedentes políticos más recientes, era de esperarse que las diferencias Estado-UAS fuesen uno de los temas centrales de la concentración, como ocurrió en efecto, bajo la premisa ineludible de que el apoyo del gobierno de Rocha a la Universidad Autónoma de Sinaloa será constante y sin regateos, con la advertencia de que se refería a la UAS “no a la universidad-partido”.
En tal entendido, Rubén Rocha evocó que fue, primero, dirigente sindical de esa universidad y luego su rector, “lo que constituye uno de mis orgullos más arraigados”, sentimiento capaz de superar “todas las pruebas habidas y por haber”.
“La Universidad Autónoma de Sinaloa -exclamó – tiene en mi a un gobernador amigo, universitario de convicción y rosalino de toda la vida; por esa razón la apoyaré siempre y me mantendré como su defensor incansable, como corresponde a mi formación en las luchas por la autonomía de la institución y la defensa de los derechos de los trabajadores universitarios”.
A los trabajadores de la UAS, en concreto, les pidió dejar de lado todo tipo de preocupaciones toda vez que ninguno de ellos dejará de recibir sus percepciones, ni mucho menos su aguinaldo y les dijo también que “en mi no cabe ni la predisposición ni la mala fé porque la universidad “es santuario de nuestra cultura, casa del saber, esperanza de miles de jóvenes, palanca de la movilidad y progreso social de los sinaloenses”.
Del mismo modo y alentado por el respaldo de los presentes en la plaza cívica de Palacio de Gobierno, Rocha Moya subrayó que su mensaje tenía destino directo a la comunidad que aplica cotidianamente tales valores, “sin exigir privilegios; pero si derechos aplicables a una comunidad que no medra con el presupuesto”; pero que si espera, por lo menos “respeto a su dignidad y justicia laboral”.
“La UAS -cerró tema- debe encarnar los más altos valores éticos en la defensa de la verdad, la rectitud, la decencia y la sabiduría, valores que constituyen la esencia de la reserva moral, existente en la comunidad”.
El posicionamiento del gobernador Rocha en torno a la problemática en torno a la Universidad Autónoma de Sinaloa – a la “universidad partido”, aclaró una y otra vez – no constituye novedad alguna en realidad; pero si hay que destacar la firmeza de su actitud y la decisión de mantener la línea trazada desde las primeras semanas del año en curso, que se encamina a una transformación radical al interior de la institución.
Las resistencias, desde luego, han sido obvias, lógicas y esperadas; pero éstas no han provocado una debilidad en la intención del titular del Poder Ejecutivo Estatal. Antes bien, si algo se advierte es su determinación de sostener y fortalecer aún más este plan de acción, hasta que se logren los resultados esperados.
Por supuesto que no será fácil ni rápido -de hecho nadie espera esta combinación-; sin embargo, algo positivo surgirá en la resolución de la problemática citada, para lo cual tendremos que esperar muchos meses todavía.
En fin.
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