El comandante Zacates vive en palacio nacional

“Entre vallas y soldados, vive el que se proclamaba, ser reencarnación de Juárez y nos cargó la chingada”

El maleficio del final de sexenio se hace presente y Andrés Manuel comienza a sentir el repudio de ese pueblo bueno que ahora le grita y le enfrenta.

Recuerdo su llegada a Palacio Nacional en el 2018 a bordo de su modesto surito y repartiendo saludos a diestra y siniestra.

Daba la impresión de ser de otro mundo y que bajaba para proteger y beneficiar a los hijos de Dios.

Irradiaba bondad y su sonrisa contagiaba a los que encontraba a su paso.

Organizó un gran evento para recibir los bastones de mando indígenas y la ceremonia de limpia de los brujos de Catemaco.

Estuvo a la mano de todos los asistentes.

La magia del momento nos envolvió y nuestros deseos le fueron enviados al que encarnaba a Juárez, Madero y Lázaro Cárdenas.

Radiante el presidente y extasiado su pueblo.

Dicen que no hay quinto malo y este ha sido catastrófico para Andrés Manuel López Obrador.

La oposición salió a las calles y mostró su desaprobación al gobierno que nos impone el tabasqueño.

La Suprema Corte le ha dado para atrás a sus reformas a la Constitución y eso enfureció al presidente.

Xóchitl Gálvez se le enfrentó de manera decidida. Llegó hasta las puertas de Palacio Nacional para ejercer el derecho de réplica en sus mañaneras y en forma cobarde se encerró a piedra y lodo para no cumplir el mandato judicial.

La cereza del pastel de su desgracia llegó en forma de huracán y no quiso saber nada de los que quedaron sumidos en la desgracia y desesperación en Acapulco.

Otis le cerró el entendimiento por completo.

Hasta la fecha no ha querido caminar por las calles repletas de basura y escombros, de las viviendas derribadas y las escuelas y hospitales que no tienen para cuando volver a funcionar.

Le dio pavor enfrentar a los que sufren las consecuencias del OTIS.

Prefiere que le llamen cobarde a enfrentar la miseria de los habitantes del puerto.

El maleficio del fin de sexenio apareció mandado por la naturaleza.

Lo desnudaron sin piedad en Acapulco.

Visitó la base naval del puerto y su llegada fue en helicóptero, ahí celebró su mañanera y la población afuera gritaba por su presencia.

Lo pasearon en barco, lanzó una corona por los marinos caídos y eso fue toda la visita que recibió Acapulco de Andrés Manuel.

“Dicen que el poder marea, me extraña no tiene alcohol, el OTIS es preparado, que al parecer lo tumbó”.

Hasta mañana.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.

 

J. Humberto Cossío R.

Comparte