La emoción de participar en una campaña política

Por presidencias municipales, en algunas de manera intensa y en otras de forma superficial.

Para Gobernador me inicié en la de Renato Vega Alvarado y luego con mi compadre Juan S. Millán.

Son inolvidables los momentos que se gozan y sufren.

Se le mete en la sangre el virus de la política electoral y primero muerto que sentir el peso de la derrota.

Jamás he sido requerido para inmiscuirme en campañas presidenciales y la gente de Francisco Labastida no quería saber nada de los millanistas.

Les di las gracias por ello.

Andaban muy alzados el grupo del norte y escupían por un lado del colmillo.

Para nuestra fortuna, perdieron ante Vicente Fox Quesada y eso los puso en su lugar y agacharon la cabeza.

En Sinaloa las cosas volvieron a la normalidad.

Ya estoy viejo para esas careadas y me conformo con escribir y tratar de influir entre el electorado.

Esa será mi aportación para lo que viene del 2024.

Mi gran fracaso municipal lo fue en la ocasión en que quisimos llevar a la presidencia de Ahome a mi gran amigo Roberto Pérez Jacobo.

Uno de mis compañeros de café del Palomar fue el encargado del Gobernador Labastida para aplacarnos. Tendió una trampa donde cayeron redonditos Roberto y Polo Infante.

Ahí perdimos el pleito y Nacho Rodrigo fue ungido como candidato del partido Revolucionario Institucional.

Nada que lamentar, Nacho fue bien visto por la ciudadanía y nosotros causamos lástima después de la derrota.

La más tensa de las campañas fue la de Juan S. Millán

Me refiero a la interna y de nuevo la figura de Pancho Labastida se hizo presente en Sinaloa favoreciendo a nuestro adversario.

Lauro Díaz Castro era el bendecido de Pancho.

Pero Millán no es de los que arrían las banderas y se tira al piso para rumiar tropiezos.

Se presentó con Pancho Labastida en la Secretaría de Gobernación y logró que sacara las manos del asunto en Sinaloa.

La interna fue la más reñida.

Millán ganó la constitucional sin problemas y festejamos el triunfo los que seguimos su causa.

Me siento orgulloso de los momentos que viví con Renato Vega y Juan S. Millán.

Son cosas que jamás se olvidan.

Anotaré finalmente, que sudé gotas de sudor y sangre en la campaña de Malova contra Jesús Vizcarra. Bajé varios kilos recorriendo Sinaloa, llevando el mensaje de su campaña y sufrí la burla de muchos que no creían que pudiéramos derrotar al bendecido de Jesús Aguilar Padilla.

Caballerosamente Jesús Vizcarra reconoció su derrota el mismo día de la elección y colorín colorado.

Me hizo falta saber de una campaña presidencial.

Así lo siento y lo escribo.

Ya no estoy para andar cortando elotes.

Hasta mañana.

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J. Humberto Cossío R.

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