Le fue bien al presidente Andrés Manuel con algunas damas periodistas en Sinaloa

De abrazo y besos durante la mañanera y solo esperamos que eso no le cause problemas con su señora esposa.

Lo bueno es que fueron mujeres las que se le prendieron del cuello y más de algún varón de closet ardía en ganas de hacer lo mismo.

Estableció la gran amistad que existe con nuestro Gobernador.

Puede que en este sexenio se conecte a Sinaloa con Chihuahua por esa famosa carretera que vino a supervisar.

No la conozco y de oídas me entero que son dominios de los que portan poderosas armas y no son autoridades del gobierno.

No me consta la especie.

Hace algunos años, no muchos por cierto, uno de mis sobrinos que reside en los Mochis, decidió que llegaría hasta la ciudad capital del Estado de Durango y luego recorrería el camino de la sierra para llegar hasta Topia, que es lugar de nacimiento de nuestros ancestros.

De allí tomaría la carretera que baja hasta Tamazula y que conecta con Sinaloa y la presa de Sanalona.

No pudo cumplir sus deseos.

En plena sierra fue detenido por un grupo armado que les pidió identificarse y que dijera el motivo de su viaje.

Mi sobrino les explicó las causas y los convenció que no representaba peligro alguno. La actitud de los señores de la horca y el cuchillo, más bien de los cuernos de Chivo y pavorosos R-15, se hizo más jovial y hasta les permitieron que siguieran el camino, pero antes les hicieron una advertencia:

“Ustedes pueden toparse con nuestras contras y a lo mejor ellos piensan que ustedes son nuestra gente y que los mandamos a espiar”.

Al escuchar esto mi sobrino, de inmediato le dio vuelta a su carro y se devolvieron a Durango.

En la sierra las cosas son diferentes.

Las gavillas son muy poderosas y su armamento es superior al de las policías y las fuerzas armadas mexicanas.

De perdida tienen las mismas armas y eso les da una inmensa seguridad en sus territorios que controlan totalmente.

Yo no viajaré jamás por las carreteras o caminos serranos.

No tengo negocio por esos rumbos y tampoco quiero tenerlo.

En la costa me siento más seguro.

Ya sabemos que donde quiera hay delincuencia organizada, pero por alguna razón nos sentimos a salvo.

“Los caminos de la sierra, son hermosos por sus pinos, pero el cuero se me enchina, con los roblares y encinos.

“Prefiero el pavimento, de este Culiacán divino, donde me encierro en mi casa, para saborear mis vinos”.

Hasta mañana

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J. Humberto Cossío R.

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