No nos extraña, así tiene al país atascado hasta el eje.
Lo subieron a un vehículo del Ejército o de la Marina y sacaba su cabeza para contemplar las maniobras.
Me recordó a mis perritos cuando salen de paseo por las calles de Culiacán a borde de mi poderoso.
Siempre con la cabeza de fuera, para que les pegue el viento.
Es blanco el Milqui, al igual que la cabeza del que vive en Palacio Nacional.
No sirvió de gran cosa que lo llevaran al puerto. La lana del FONDEN se quedó en las arcas ocultas que a su disposición tiene.
“Arre, que, llegando al caminito, aquimichú, aquimichú, que mi burrito, ya no quiere caminar”.
Llegó, vio y valió.
Es el resumen de la gira presidencial del presidente por Acapulco y párenle de contar.
El quinto año de su gobierno y nada.
El tren Maya, que “maya usted a saber” lo que se han embolsado, de lo que dicen que invierten y no dejan que llegue la trasparencia y audite.
Eso de invertir, es un decir, y cuando invierten, se pervierten.
Un ciudadano aparece con un cartelón que dice.
“Te extrañamos Andrés Manuel de candidato, arrimándole unas chingas al pendejo que está de presidente”
No es lo mismo atrás, que enancas.
Siempre atascado en la confrontación.
La demagogocracia es la postura filosófica y política que asumió Andrés Manuel.
Se siente cómodo pegándole golpes a la unidad ciudadana.
Sobrecargado de neuronas de signo negativo.
Nunca llegaron las positivas, o se las acabó pronto.
Para Sinaloa no queríamos un huracán de esas características, pero si necesitamos uno que nos llene las presas hasta el tope.
Norma humedeció las tierras y llenó los mantos freáticos de varias partes de nuestro Estado.
Nuestro agradecimiento a Norma por su bondadosa aportación.
Dejó más beneficios que daños.
Bastantes familias perdieron sus enseres y Rocha Moya tendrá que auxiliarlas.
Para eso es Gobernador de Sinaloa.
Una cosa es segura, jamás me le atravesaré en sus giras y tampoco asistiré a sus semaneras.
Volvió a Guasave y la reportera incómoda de Línea Directa se quedó en casita friendo choales.
Aprendió la lección Víctor Torres.
El que paga manda y punto.
Hasta mañana.
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