JANET del 27 de septiembre de 1955 que azotó en Quintana Roo y dejó devastada Chetumal. La mayoría de sus viviendas construidas de madera y dejó un saldo de 712 muertos.
GILBERTO en 1988 tocó tierra en la isla de Cozumel, arrasó a Cancún, luego regresó al atlántico y le pegó de lleno a la ciudad de Monterrey con saldo final de 225 muertos la mayoría de Nuevo León.
OTIS hace dos noches le pega de lleno a Acapulco y las autoridades no saben la magnitud del desastre hasta el momento.
Los hoteles costeros prácticamente destrozados en sus instalaciones y al final del recuento serán inmensas las pérdidas.
Sinaloa es cliente de este tipo de fenómenos sin alcanzar ninguno la categoría cinco de la que estamos narrando.
En carretera he lidiado con dos de ellos, creo que fue en 1968 el primero y el más importante el PAUL del 30 de septiembre de 1982.
Sientes que el viento te sacará de la carretera y no alcanza el parabrisas a limpiar el agua y por tanto manejas casi a ciegas.
Me la rifé y llegué a Los Mochis sano y salvo.
No volvería a intentar esa locura.
La juventud pone lentes oscuros en el corazón para que no se arrugue y el de abajo no se frunza.
Acapulco no es edén.
Los turistas internacionales les tienen pavor a estos huracanes. Salen corriendo en cuanto pueden, jurando y perjurando que jamás volverán.
EL ejército y la marina son los grandes héroes en estos eventos.
Se la rifan en pleno huracán y tratan de poner orden para que se causen las menores consecuencias entre las personas.
Les reconozco esa gran labor.
Otros que aparecen dispuestos a todo son los de la Comisión Federal de Electricidad, levantando postes y tendiendo líneas para devolver el suministro de luz a la población o poblaciones afectadas.
Me consta y lo subrayo.
Harán falta los fondos para desastres que desapareció en sus bolsillos el presidente de México.
El FONDEN era un recurso muy necesario y lo echaron a la bolsa electoral.
Como ahora necesita los fideicomisos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Nuestra solidaridad para el pueblo de Guerrero y en especial a los acapulqueños que recibieron de frente al huracán OTIS.
Desastre total.
Tercero de categoría cinco.
Hasta mañana.
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