Qué triste ver otra vez al presidente de la república y a gobernadores que reparten atoles asesinos.
Vimos de nuevo la cantaleta de “mejoras” en la salud que todos sabemos se quedan siempre en el puro discurso.
Esas maromas simuladoras con actos del “bienestar” que sirven para generar una narrativa pública sobre beneficios que no han llegado ni llegarán.
Con muchos medios de comunicación y periodistas vendidos, las mentiras informadas como verdad.
Sumamos cinco años sin muchas medicinas y tratamientos, con los hospitales públicos abandonados.
Cientos de miles de mexicanos han fallecido por culpa del gobierno, y el genocidio continuará.
Montones de veces nos ha dicho el presidente que ya se resolvió la falta de medicamentos, que ya hay tratamientos, y que todo está perfecto.
Nos seguirán presumiendo falsamente, al cabo que México está lleno de tontejos que se tragan gustosos los atoles y les aplauden todas sus bribonadas.
Los sinaloenses sufrimos esos engaños, y el gobernador Rocha Moya traiciona repetidamente al pueblo que juró respetar y hacer respetar.
Rubén Rocha es corresponsable de muchas muertes, porque solapa al presidente genocida.
El pueblo abandonado por siempre, hasta el infinito y más allá, con los gobernantes cacareando que todo va de maravilla.
NO SE ENGAÑA NI SOLA, LA CÍNICA TERE GUERRA
Tere Guerra defiende corruptos y abusadores sexuales.
A las mujeres las persigue, con enorme descaro.
Matan de la risa sus proclamas de estos días ante los escándalos y la polémica nacional de que en Sinaloa se solapa a los acosadores.
“Tenemos el compromiso indeclinable de proteger a las trabajadoras, y proteger a las mujeres y a las niñas del estado”, asegura.
No se engaña ni sola.
Las servidoras del bienestar son una muestra clara de que su compromiso no está con las víctimas, sino con los criminales.
Por eso es cómplice del alcalde culichi Juan de Dios Gámez, del magistrado Leobardo Gallardo, y de ese otro infame conocido como “el todas mías”.
Cuando las mujeres acosadas y abusadas acudieron ante ella para pedir su apoyo y protección, las mandó al carajo, les dio la espalda y las traicionó.
Numerosos testimonios públicos hay de féminas que acusan a Tere Guerra de nunca recibirlas cuando acuden para denunciar y reclamar justicia.
Ella misma les ha dicho, cuando alguien tiene la suerte de abordarla, que no cuenten con ella si los acosadores o delincuentes son gente del gobierno.
Hay que decirlo cuantas veces sea necesario: es una vividora a la que sólo le interesa el poder y el dinero.
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