Muy motivado caminaba, al ser recibido por sus acarreados de no sé dónde y de pronto dio un giro y soltó un codazo.
La raza afirma que un vago le encajó el dedo medio entre los glúteos y de ahí la pavorosa reacción de la corcholata de la cuarta transformación.
Evidentemente que no le gustó
A eso se exponen los candidatos al marchar entre las multitudes y las diabluras están a la orden del día.
El único derechoso a destapar corcholatas es el presidente.
De ahí en fuera, nadie, y menos sin su consentimiento.
Faltaba más, faltaba menos, que el ex-Secretario de Gobernación perdiera su virginidad a estas alturas de su vida y con el agravante de no conocer al malhechor.
Muy cómica la reacción de Adán Augusto.
No sabemos si su codo dio en el blanco o abanicó la brisa.
Ahí constató la impunidad que priva en nuestro País.
Modificó la frase del presidente.
Codazos y no balazos.
Adán Augusto dijo que lo arañaron.
El pueblo dijo que fue dedazo.
No se supo si le faltaba aceite o el depósito estaba lleno.
No apareció el dedo que sirvió de varilla.
Un antes y un después.
Y falta que también pierda la encuesta.
Tardío, pero recibió el consejo de usar en campaña calzón reforzado.
La política es veleidosa, cuando te da es a llenar, y no sabes por dónde.
Hay que observarlo detenidamente y saber si le cambió el paso.
Cambió su nombre, de ser Adán Augusto, ahora es Adán agusto.
Todo por querer ser Presidente de México.
A Luis Donaldo Colosio lo mataron y Adán Augusto sigue vivo.
Es una gran diferencia.
Otra variante en las frases:
“Vox populi, vox Dei”
La voz del pueblo es la voz de Dios.
“Dedus populi, Dedus Dei”
El dedo del pueblo es el dedo de Dios.
No se les ocurra moverle el tema a la corcholata más joven de la contienda electoral de Morena.
En lugar de codazo, les puede soltar un jodazo.
En la lucha libre no se vale piquete a los ojos.
Vagos que nunca faltan.
Hasta mañana.
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