Hay una pregunta exclusivamente para el PRI en Sinaloa, quisiera que fueran sinceros, ¿Quién hará la talacha política en el 2024? Pregunto, pues los personajes que realmente hacían la talacha han renunciado al Revolucionario Institucional, personajes como Sergio Torres Félix, Gabriel Ballardo, Marco Antonio Osuna, Jesús Valdés Palazuelos, Fernando Pucheta, entre otros que también renunciaron debido a la relación que tienen con dichos personajes mencionados.
A mi juicio personal, y dicho por muchos militantes y ex militantes priistas, dicen que los sub comités del PRI están hecho trizas en toda la geografía sinaloense, es ahí, en donde pudieran recuperar algo de lo perdido, de ahí en fuera, no veo por donde pudieran ofrecer algo como alianza opositora.
Y, a pesar de todo, de que, si se abrió la convocatoria para muchos hombres y mujeres en el pasado proceso interno, prefirieron cerrar las puertas nuevamente a los que si sudan la camiseta y son autocríticos y conocedores del tema electoral, ya que el quehacer político necesita de personas que estén preparados y conozcan al dedillo cada rincón del esqueleto sinaloense.
En casi seis años el PRI perdió casi en su totalidad el territorio político sinaloense, además, ha venido perdiendo elementos y soldados con vasta experiencia en materia operativa electoral, además, se le agrega la falta de confianza de liderazgos y militantes, esto deja en lo local al PRI, sin armas rumbo a las próximas elecciones de 2024.
La caída en picada del partido tricolor concluyó en las elecciones de 2021. En ese momento perdió todo, salvo una candidatura a diputado local, que de acuerdo a su territorio político desencadenó una coyuntura, pues hoy el único diputado local por mayoría, el Guasavense, Feliciano Valle, en donde ya se declara diputado independiente debido al faccioso proceso de selección de coordinador de la bancada priista en el congreso del estado.
El PRI sin operadores en el 2024 sus bases y sus líderes han migrado posiblemente a otra plataforma política, un fenómeno que ha causado la derrota del priismo en Sinaloa y el resto del país.
En consecuencia, la lealtad del PRI está en venta y, muestra de ello, fueron las elecciones internas del pasado proceso de dirigencia estatal, sin embargo, el análisis político y las expulsiones del propio tricolor indican que no serían los primeros en hacerlo.
El PRI siempre fue un partido de mucha disciplina al que su militancia guardaba obediencia, pero el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en el 2018 y posteriormente el triunfo de Rubén Rocha Moya en 2021 causó un reacomodo de fuerzas. En pocas palabras, le apuestan a cuidar de ellos mismos, antes que de su partido.
Frente a este nuevo reacomodo, la militancia priista y las voces experimentadas del partido han mostrado descontento desde diversos frentes. Por ello, observamos un PRI acorralado por el rechazo de varios sectores de su propio partido.
El PRI ha entrado en una faceta de deslegitimidad al interior de su propia organización, con sus militantes y obviamente con muchos de sus dirigentes locales. Ese viejo modelo de la prebenda, del comprar conciencias que ha estado detrás de muchas de las organizaciones no es el mejor mensaje para construir ciudadanía. Ni mucho menos fortalece democracias.
GOTITAS DE AGUA:
Algo que me parece interesante desde mi muy particular punto de vista. Desde luego que la fortaleza de los dirigentes para negociar futuras posiciones o elementos que podrían estar en la discusión pues disminuyen. La credibilidad, la confianza y la legitimidad que podrían tener se están socavando. Un buen dirigente necesita tener una buena organización y una buena estructura entre sus sectores. Si no lo tienen los liderazgos van a quedar muy socados, lastimados y realmente no le van a servir ni a su partido ni a la organización ni a los militantes que tenga. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…
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