Comunicación fallida…

La información sobre la salud del Presidente generó críticas a la transparencia y especulaciones.

Cuando hablamos de Comunicación Política suponemos que se habla de un conjunto de trucos para ganar campañas electorales, discursos, folletos y slogans. Sin embargo, dentro de la comunicación política hay un tema fundamental que es la comunicación de los gobiernos hacia los ciudadanos y ciudadanas.

No encajan los comunicados oficiales que emanan del gobierno federal respecto a la salud del Presidente. Vaya, ni siquiera el tuit que sale de la cuenta oficial de Don Andrés Manuel López Obrador, que leyéndolo y releyéndolo confirmo lo escrito por el columnista nacional Salvador García Soto: no es, ni siquiera, el estilo del Ejecutivo federal, cuando afirma que pescó el Covid por tercera ocasión en Mérida y que se va a aislar, cuando todos conocemos cómo ha actuado en las dos ocasiones anteriores que lo tuvo, y jamás se quedó quieto, manteniéndose activo en las redes sociales.

El hermetismo absoluto guardado por todos los miembros del gabinete legal, el ampliado, y la confusión mostrada por “su burbuja” de contradicciones sobre su salud, primordialmente la de su vocero, nos indican que algo más grave que el Covid afecta al mandatario, y por ello la urgencia de trasladarlo en un avión de la Fuerza Aérea que estaba en el mismo aeropuerto internacional “Manuel Crescencio Rejón”, de la ciudad de Mérida, Yucatán, al hospital central militar en la Ciudad de México.

Estamos acostumbrados por este gobierno al ocultamiento de la realidad de lo que pasa en el país. A la mentira consuetudinaria no solo del Presidente sino de su Estado Mayor, y para el caso que nos ocupa y preocupa, de la salud del Ejecutivo federal, que es un asunto de interés nacional, por los efectos políticos y económicos que le genera a la nación.

No tener la verdad sobre la salud del mandatario lo es más, porque testigos presenciales afirman del desvanecimiento que sufrió en la ciudad blanca (Mérida) y el desmayo no lo genera el Covid, sino una enfermedad mayor, que a todas luces trata de ocultar el círculo de allegados al presidente López Obrador, por los intereses políticos propios y de su partido Morena y no los de la República, como se supone que debe ser.

Si en algo estamos de acuerdo el 99 por ciento de los mexicanos es que Andrés Manuel se ha caracterizado por ser el jefe del Ejecutivo más mediático que hemos tenido, y hasta el momento de escribir esta columna, es la hora que no ha salido <<como nos tiene acostumbrados en enfermedades anteriores>> a calmar los rumores sobre su salud, y más si lo que tiene, según él mismo lo dijo en un tuit y lo confirma el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, solo es Covid.

No hay congruencia, pues, entre la realidad que vemos los gobernados y la que nos dicen los que gobiernan.

La salud de un presidente, trátese del país que sea, no debe ser un secreto de Estado por las consecuencias que genera no solo internamente, en su nación y con sus gobernados, sino con países amigos o hasta adversarios, porque nos guste o no, trae consecuencias políticas, económicas, militares y sociales.

GOTITAS DE AGUA:

 

 

Recuerdo hace años haber leído, entre tantos libros, que la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) creó desde hace cuatro o cinco décadas un departamento donde investigaban y concentraban toda la información médica-psiquiátrica de todos los gobernantes del mundo, poniendo más atención en los gobernantes de las naciones adversarias y vecinas, donde monitoreaban todo de los jefes de Estado: si subían o bajaban de peso, cómo caminaban, su comportamiento en actos públicos, la manera de hablar en sus discursos, su mirada, etc., para tener una idea clara de la salud personal de éstos, y saber si debían preocuparse por él o dejar que la naturaleza lo hiciera, y más si esos gobernantes no eran amigos de los norteamericanos.

No estoy de acuerdo con el gobierno que está haciendo López Obrador porque no ha cumplido lo que prometió en campaña, porque nos ha mentido desde que tomó el poder, pero deseo que recupere su salud porque a los adversarios ideológicos hay que derrotarlos a golpe de votos y no de otra manera en una democracia. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”… 

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/sobre-el-camino/.

 

Benjamín Bojórquez Olea

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