Jamás he visitado esas tierras y ya es tarde para intentarlo.
A Dinamarca y Suecia se les considera como los Países de mayor felicidad ciudadana y a Costa Rica en nuestras latitudes como la más alegre.
La describen con una población muy cercana a los seis millones de habitantes, con gobierno monárquico parlamentario y un crecimiento del PIB del cinco por ciento.
Su capital es Copenhague y sus calles lucen adoquinadas y con hermosos Palacios de la época medieval.
Su sistema hospitalario es lo mejor del mundo.
Es lo que nos tiene prometido Andrés Manuel y le queda poco más de un año para cumplirnos.
¿Usted le tiene fe a nuestro Presidente?
Sinceramente, yo tampoco.
Pero los mexicanos creemos en los milagros y Dios es grande y poderoso.
¿Qué le falta a nuestro mandatario para ser Dios?
¿Mucho, poquito o nada?
En lo personal, lo diviso muy completo y con ganas de transformar a México en la Dinamarca del continente americano.
“El tabasqueño es el cristo de mi cabecera”
Le dirijo mis oraciones y le pido sabiduría y paciencia para soportar a los malvados que piensan que está mal de la cabeza.
Lo defiendo a capa y espada contra los que vociferan y lo maltratan sin piedad alguna y quieren crucificarlo ante mis ojos.
Yo creo en Dinamarca y en Andrés Manuel.
Es hombre de intenciones y devociones.
Sueña con Dinamarca y la verdad yo también.
Pensé en sugerirle que contratara médicos de aquellos lugares, pero López Gatell lo convenció para que fueran cubanos.
Algunos mal pensados sugieren que son asesores militares.
Sepa la bola, pero confío en mi Presidente.
Me salgo del tema para comentarles, que en votación directa y personal de los que tomamos café, se obtuvo una apabullante votación favorable al Secretario de Gobernación como la real corcholata de Andrés Manuel.
Es el más joven de los aspirantes, aunque parezca que lo atropelló un tráiler tabasqueño y que la cirugía no dio para más.
Yo voté en su favor.
Sigo con Dinamarca.
Soñó mi querido Presidente con su modelo de salud.
Pareciera un sueño guajiro.
Le quedan varios meses para lograrlo.
Lo apoyaré para que lo haga realidad.
Los niños con cáncer también lo “aman”.
“Es su benefactor”.
Soñar nada cuesta y prometer no empobrece.
Hasta mañana.
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